Capítulo VII: Seamos amigos.

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El fin de semana fue igual que siempre.

No sabía exactamente por qué pero estaba esperando con ansias que el lunes llegara.

Elliot no llegó el Domingo y eso de alguna manera me bajó el ánimo, lo único que me animaba un poco era saber que pronto vería a Daniel.

-Hally, ¿¡Estás lista!?- Preguntó sorprendida Isabella el lunes por la mañana.

-Así es- Respondí orgullosa. Claro, omiti la parte de contarle que la noche pasada si había logrado dormir, y que mi habitación por primera vez después de mucho tiempo se había convertido en un lugar calurosamente agradable.  

-Perfecto, tenemos que irnos.- Ordenó mi padre tomando las llaves del auto. 

A pesar de que las cosas comenzaban a ir nuevamente bien de alguna manera con Isabella, no era novedad que se bajara primero del auto y huyera de allí hacía su salón. Aunque me sentía deprimida por no ver a Elliot todo el fin de semana, mi corazón comenzó a palpitar con fuerzas cuando entré al colegio. Sin saber porque, esperaba encontrarme a Daniel en cualquier momento.

-Buen día Srita. White.- Saludó el profesor Lucas.- Espero y haya dormido bien está vez.- Dijo sarcásticamente mientras nos recibía en la puerta del salón.

-Claro, está vez prometo no dormirme en su clase.- Dije sin vergüenza.

-Eso espero-Dijo un poco más serio.

La clase comenzó y gracias a Dios no me dormí. Estaba demasiado agradecida con mi descanso de 8 horas esté fin de semana.

El día transcurrió con lentitud y de Daniel... Nada. Comenzaba a lamentarme cada vez más.

Primero Elliot, y ahora Daniel.

Estaba demasiado decepcionada. Ambos prometieron encontrarme una vez más y ambos me habían dado el plantón. 

Tocaron la chicharra que anunciaba el receso, la verdad hasta el hambre se me había ido. Mis compañeros de clases comenzaron a abandonar el aula y yo fui la última en salir.

-Parece que alguien no quiere comer el día de hoy.- Interrumpió Daniel mis pensamientos. Me esperaba fuera del salón recargado sobre la pared. Hoy se veía guapísimo. 

Sonreí al instante. Daniel había cumplido su promesa de verme hoy.

-Hey! Pensé que ya te habías olvidado de mi.- Bromee mientras caminaba a su lado.

-¿Olvidarte? ¿Crees que te vas a deshacer de mí tan facilmente? Lamento decirle que está equivocada señorita.-Dijo él mirándome directo a los ojos. Había un brillo especial en los suyos está mañana. Aparte la mirada y reí con él.- ¿Quieres desayunar algo?... ¡Yo invitó!-Dijo él alzando la voz y la mano derecha dramáticamente. 

-Esta bien.- Respondí poniendo los ojos en blanco.

Caminamos hacía el campo y ocupamos unas de las mesas del jardín. Daniel compró su desayuno y el mío.

-Aquí está.- Dijo cuando regresó colocando las charolas sobre la mesa.

-Gracias.-Murmure, después de un minuto de silencio me animé a ser yo quien interrumpiera el momento.- Y bien dígame "don" capitán del equipo de la universidad, ¿Cómo lleva la fama? -Dije mientras hacía todo mi esfuerzo para no reírme.

Él arqueo las cejas y luego soltó una carcajada.

-Pensaba en cuestionarte primero señorita "me quedó dormida en clases" pero me ganaste.- Se defendió él mientras fruncía el ceño.-

Yo me eché a reír.

Daniel era realmente lindo, tanto físicamente como sentimentalmente. Disfruté la platica con él. Sin duda era una excelente compañía. Recé para que pudieramos ser buenos amigos. El receso terminó y la chicharra anunció que teníamos que regresar a clases.

-Tengo clase de química- Dije con mala cara mientras me levantaba de mi asiento.

-Y yo tengo que ir a entrenar- Dijo él haciendo la misma cara que yo. Reí.- Te acompañó a tú salón. -Agregó Daniel mientras esperaba a que yo comenzará a caminar.

Recorrimos el pasillo platicando sobre cualquier cosa que se nos viniera a la mente. Era sorprendente la facilidad con la que podía platicar con él. Todo lo hacía tan fácil que hasta sentía ganas de llorar. Llegamos a la puerta del salón y él respiró hondo.

-Bien Señorita White. Hemos llegado- Dijo haciendo una leve reverencia.

-No seas tonto- Dije riendo entre dientes mientras le daba un leve golpe en el hombro.- Gracias. - Solté. No sé sí por el desayuno, por la compañía, o por ser tan él conmigo.- Gracias por todo. - Agregué.

La sonrisa de Daniel, disminuyó pero nunca de borró de su rostro. Sólo se limitó a mirarme fijamente a los ojos.

-¡Hey Keynes!- Gritó un chico a lo lejos.- Se te hará tarde.-Agregó el chico sin dejar de gritar.

Daniel me miró un segundo más y luego sus ojos se dirigieron a la persona que se encontraba del otro extremo del pasillo.

-Llegó en un minuto.- Respondió Daniel pareciendo molesto.- La pasé increíble. Gracias por desayunar conmigo.- Dijo antes de robarle un beso a mi mejilla y caminando en dirección contraria a mi.- Te veré pronto.

-¡Daniel!- Alcé la voz antes que el doblara hacía el pasillo de a lado, él se detuvo mirándome desde lejos.- ¿Podemos ser amigos?- Pregunté esperanzada.

Aún en la distancia pude ver como las comisuras de sus labios se extendieron.

-No prometo nada.- Contestó en voz alta con una enorme sonrisa mientras corría fuera del pasillo.

DesconocidoWhere stories live. Discover now