Capítulo XIII: Tiempo al tiempo.

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Dos días antes de que Isabella saliera con Tom, garabateaba pensativa en un cuaderno en el jardín de la escuela. El profesor de Lenguas no había llegado.

-Saliéndose de clases señorita White.- Dijo Daniel con voz aparentemente serio. Luego se echó a reír y se bajó a mi altura para saludarme.

Yo cerraba mi cuaderno mientras alzaba el rostro también para saludarlo.

-No me...- Iba a explicarle que no me había volado la clase cuando mi boca topo con el espacio entre su nariz y sus labios.

El cuerpo me ardió, Daniel se detuvo pero no se alejó. Sentí su respiración...

No sé cuántos segundos pasaron antes de que Daniel moviera un centímetros sus labios y despositará un beso en mi mejilla ardiente.

Él se sentó frente a mí y sonrió con ternura.

-Eres hermosa.- Dijo sin dejar de mirarme. No sé que otro color existía después del rojo, pero estaba segura que mi cara lo transmitía.

-Daniel... Ya hablamos de esto. Vamos, es incómodo.- Murmure colocando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

Él alzó las manos con gesto de inocencia.

Sonreí.

Al finalizar las clases como era de costumbre últimamente, él me acompañó a casa. Se despedió de mi dejando una suave caricia en mi mejilla quemando con sus dedos todo a su paso.

Era extraño, la sensación que habitaba en mi cuerpo después de los pequeños roces con Daniel. Pero no. No me permitía pensar en ello.

Entré a casa y mi madre hablaba con Isabella, en cuanto entré mi madre me dirigió una mirada indescriptible e Isabella una gran sonrisa. Me tomó del brazo y corrió escaleras arriba.

Dentro de su habitación me soltó y comenzó a dar pequeños saltos.

-Nos han dejado libres el viernes. ¡Te dije que funcionaría.-Dijo casi sin aliento.- Gracias Hally, te debo una.- Agregó y por primera vez después de tanto tiempo... Me dio un abrazo. No duró mucho pero fue suficiente para que mi corazón se hinchara.

Quise decir Te extrañé pero una llamada interrumpió el momento. Bella me soltó y respondió su teléfono. Yo sonreí y salí de su habitación.

Por la noche decidí salir a correr un poco.Me puse unos pants color mora, y una blusa de tirantes azul. Me coloqué los auriculares y le puse play a I wanna - The All american Rejects.

".... I wanna I wanna I wanna touch you, You wanna touch me too, everyday but all I have is time, our loves is the perfect crime."

Sonaba el coro de la canción mientras recorría la manzana en una carrera lenta.

La canción me hizo recordar a lo que había pasado con Daniel está mañana. Un pequeño espacio separaba sus labios de los míos.

¿Qué hubiera pasado? Dije hundida en mis pensamientos cuando choqué con la espalda de alguien y caí al suelo.

Elliot volteó con rapidez y se disculpó.

-Hally, lo siento. Iba camino a tú casa.- Dijo con un tono de voz duro.

Me limpié las manos en el pants, estaban rasposas.

-No te preocupes. Estoy bien.- Dije al mismo tiempo que recogía mis auriculares que también habían caído al suelo.

Noté algo raro en su mirada está noche. No había dulzura, no había ternura. Era una mirada cargada de cosas negativas. Era fría y agresiva.

No dije nada por un minuto, y él tampoco. Después me decidí a hablar.

-Me alegra verte.- Dije al fin soltando el aire que contenía.

-¿Qué tan cierto es eso?- Preguntó él casi puedo apostar que ofendido.

-Totalmente.- Respondí casi al instante, intrigada por su comportamiento.

Elliot cerró los ojos con fuerza y luego habló.

-Escucha Hally, tienes que decirme algo, pero prometeme que serás sincera.- Pidió Elliot sin dulzura en su voz.

Asentí como respuesta.

-¿Me quieres?- Soltó de repente.

Se me hizo un nudo en el estómago. Lo sabía pero me había prometido a mi misma no pensar acerca de esto fuera lo que esto significará.

-Elliot... Yo... Eh, me agradas.- Tartamudee.

-¿Me quieres?- Repitió él.

Respiré hondo y exhale el aire.

-Claro que te quiero Elliot. Quizás no lo haya mencionado antes pero creo que lo he demostrado.- Respondí mordiendome el labio inferior.

-¿Entonces qué nos detiene para estar juntos?- Preguntó. Más bien, exigió saber.

Me quedé en blanco. No sabía que responder a eso. No le diría que era por el poco tiempo de conocernos, porque eso a mi realmente ni me importaba.

Lo único claro que tenía hasta ese momento era que yo también sentía algo especial por Daniel. No podía simplemente escoger entre uno u otro y mucho menos jugar con los sentimientos de ambos.

-Es el otro chico ¿Cierto?- Adivinó Elliot.- Aquél que vino a dejarte la vez pasada.- Refunfuño.

No respondí.

-Entonces no significo nada para ti.- Agregó molesto.

-Elliot no hables así.-Me apresuré a decir.- Tu me agradas y te quiero. Pero sí tu realmente me quieres también me comprenderás y esperarás hasta que yo este lista.-Dije mirándolo fijo a sus ojos.

-Sólo dime una cosa más. ¿Cuáles son tus sentimientos por mí?- Preguntó, está vez suavizando su voz.

-Qué tal sí te dijera que cuando no te veo experimento la tristeza de nuevo, que te extrañó y que el verte me hace feliz. Y que ahora... Realmente no me imagino sin ti en mis días.- Concluí con un hilo de voz.

Elliot por primera vez está noche sonrió y yo me sentí feliz de ver aquella sonrisa de nuevo en su rostro.

-Te quiero Elliot, no lo olvides.- Susurre.

-Ahora lo sé. Y tu sabes lo que yo siento por ti ¿Verdad?- Preguntó alzando una ceja.

-Espero estar en lo correcto.- Murmure riendo suave.

-Sí es que ya no puedo estar sin ti y te pienso en cada instante del día... Lo estás- Sonrió tiernamente tomando mi rostro entre sus manos frías.- Y no te preocupes... Tendré paciencia. Dejaré que tú corazón decida, aunque claro, yo haré mi lucha también.- Dijo esbozando una sonrisa torcida.

-No seas tonto Elliot.- Lo regañé riendo.- Tengo que irme. Ya demoré.

Él rió en bajo y me estrechó entre sus brazos.

-Está bien mi Hally. Te veré pronto.- Dijo colocando su frente sobre la mía.

Cerré los ojos y sentí su aliento frío.

-Te veré pronto, Elliot.- Quisé agregar mi antes de su nombre, pero no. No era el momento.

DesconocidoWhere stories live. Discover now