Desconocido

Capítulo XXX: Tormento.

El lunes llegó y está vez Elliot no apareció.

Se me hizo extraño pero lo dejé pasar.

Llegué a la escuela y el tormento empezó.

Todos estos días había pensado que la escuela sin Daniel era un tormento. Ahora creía que era más fácil que él no estuviese en la escuela.

Mi corazón se encogío cuando pisé el colegio.

Pasé todas mis clases con la mente en otro lado, cuando la chicharra sonó anunciando el receso dude en salir.

Cargué mis libros y salí del aula, iba metiéndolos distraídamente en mi bolso cuando alguien me tomo del codo haciéndome caminar.

-Tenemos que hablar.-Dijo Daniel seriamente.

-No Daniel, no puedo. Espera- Dije yo con voz ahogada tratando de deshacerme de su agarre. Daniel no se detuvo.

Daniel me tomó más fuerte pero sin llegar a lastimarme.

Tuve la impresión de ya haber vivido esto antes.

¡No Daniel, espera!

¡No Daniel, espera!

¡No Daniel, espera!

Recuerdo esas palabras en mi boca pero no recuerdo haberlas dicho jamás.

Cuando volví de mis pensamientos Daniel ya me había llevado a un lugar aislado de los demás.

-¿Qué pasa Hally? ¡Dime que pasa!- Preguntó soltandome al fin. Su rostro estaba crispado en la tristeza.-Me dejaste muy confundido aquél día, no volviste a llegar ni siquera llamaste para ver como estaba.- Dijo Daniel un poco dolido.

-Daniel...- Comencé.- Yo... Nosotros... Ya no podremos ni siquera ser amigos.-Solté y con esto el aire que había estado conteniendo.

-Pero ¡¿Por qué?!- Dijo exaltado- ¿Por qué estuviste enamorada de mi hermano? ¡Qué va Hally! Eso no importa más.- Dijo mientras tomaba mis manos.- No quiero perderte.- Susurró antes de acercarse a mi rostro lentamente.

Ojalá hubiera podido corresponderle. Solté sus manos y retrocedí unos pasos.

-Lo siento Daniel, pero esto ha sido demasiado para mi. Nunca quise que esto pasará- Dije mirando a sus preciosos ojos azul cielo.- Yo... Ya no siento nada por ti.- Mentí y huí de ahí.

Las lágrimas se derramaron por mis mejillas con rapidez mientras yo trataba de esconderme del mundo entero.

Sabía que Elliot iba a aparecer en cualquier momento por qué el frío comenzó a ganar presencia.

-No puedo creer que Daniel sea tan egoísta.- Refunfuño Elliot.

Me encontraba debajo de las gradas del campo, por lo tanto no me importó disimular ni esconder mi histeria.

-Elliot...-Comencé cerrando los ojos con fuerza. Éste no era un buen momento para escucharlo decir tonterías.

-Es que eso es lo que es, un idiota egoísta. Joder, lo tiene todo, siempre lo ha teni...- Hablaba Elliot sin parar cuando lo interrumpí.

-¡Basta Elliot!- Solté.- ¡Quiero que te vayas! Déjame en paz un rato.- Dije exaltada.

Elliot me miró perplejo y segundos después asintió desapareciendo.