Capítulo XXVI: Hermanos.

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En la fotografía se veía a Elliot y Daniel abrazados en un campo de futbol, ambos portando el uniforme de algún equipo.

Estaba aturdida. ¿Qué hacía está foto en el cuarto de Daniel? O mejor dicho ¿Qué hacían ellos dos juntos? Pensé rápido. Quizás habían sido amigos o compañeros de campo hace un par de años. Por qué después de conocerlos ninguno mencionó algo sobre el otro.

-¿Hally? ¿Estás bien?- Dijo Daniel mientras se acercaba a mi con muletas.

-¿Tú y Elliot son amigos?- Pregunté con inocencia y mi voz ahogada.

Daniel frunció los labios y luego habló.

-Elliot es mi hermano Hally.- Respondió en voz baja.

¿Hermanos? Mierda. Daniel nunca mencionó que tenía dos hermanos.

Miré la foto fijamente por otro rato. Sí antes creía posible una relación con alguno de ellos, ahora sería imposible.

-¿Qué pasa Hally?- Insistió Daniel.

-Daniel yo también me enamoré de Elliot.- Le confesé al fin.- Es por eso que no puedo corresponderte. No sabía que él era tu hermano. Esto terminó.

Daniel arrugó la frente pero luego pude ver la tristeza en su mirada.

-Pero Hally... Ha pasado un año. No tienes por qué sentirte mal. Lo de nosotros es ahora, es presente. Quizá estuviste enamorada de Elliot pero eso ha quedado en el pasado.- Dijo Daniel intentando acariciar mi mejilla. Yo retrocedí unos pasos.

Ha pasado un año había dicho Daniel. Antes de corregirlo y decirle que estaba enamorada de Elliot, ahora, en el presente. Abrí la boca para resolver mi duda.

-¿Un año de qué?- Dije juntando mis cejas.

Daniel respiró hondo y habló.

-Un año de la muerte de mi hermano. Te lo he dicho durante la cena.- Soltó daniel.

Yo retroducí de espaldas, tropecé y caí al suelo.

Esto no es real, no lo es.

Daniel caminó lo más rápido que pudo apoyándose siempre sobre las muletas y me recogió sobre la cintura.

Veía como sus labios se movían articulando palabras, pero yo simplemente no escuchaba, no sentía, no existía.

Había conocido a Elliot hace varias semanas, hable con él, lo toqué, lo besé. Era real. No podía estar muerto.

¡No! Me negaba a creerlo.

Unas enormes ganas de vomitar me invadieron.

-Daniel, lo siento. Tengo que irme.- Dije apenas en un susurro y sin esperar respuesta salí corriendo de aquella habitación.

Cuando bajé las escaleras antes de abrir la puerta, le eché un vistazo a la sala.

Fotos de Elliot por donde quiera. Hubo una que llamó mi atención en especial. Una foto donde Elliot lucía su blanca sonrisa y la ropa con la que lo había conocido.

Me tuve que agarrar del marco de la puerta para no desvanecerme. Escuché que Daniel gritaba mi nombre. Sabía que no tardaría en hacer un esfuerzo para bajar a verme así que una vez que recuperé las fuerzas necesarias para usar los pies corrí.

Corrí fuera y lejos, muy lejos de esa casa.

DesconocidoWhere stories live. Discover now