XV: Invitación

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Después de pensar en todo el camino lo que iba a decirle a Daniel hoy, en cuanto pise la escuela mi mente quedó en blanco.

Bravo Hally.

Entré nerviosa a mi primera clase y me mantuve así por el resto del día hasta que tocó el receso.

No sabía sí Daniel me esperaba afuera del salón de clases, pero yo continuaba con los pies pegados al piso cuando todos abandonaron el aula. Inmóvil.

No pasaron ni 5 minutos, cuando Daniel se asomó por la puerta.

-Hey, hola. Llevó rato esperando que salgas.- Me miró preocupado.- ¿Pasa algo? ¿Te encuentras bien?- Dijo entrando por completo al salón y acercándose a mi asiento.

-Eh sí. No pasa nada.- Dije tratando de tragarme los nervios y sonreír un poco.

Él junto las cejas, pero segundos después decidió dejarlo pasar por alto.

-Bien.-Dijo sonriendo nuevamente.- ¿Te parece bien sí vamos a desayunar.- Sugirió de repente animado.

-Claro.- Dije mordiendome las mejillas mientras me levantaba del asiento y abandonabamos el aula.

Caminamos hacía el jardín mientras Daniel me contaba de su día. Compramos nuestro desayuno. Él, como cada mañana, cargaba mi charola de comida y la colocaba enfrente mío. Ya era una costumbre, o al menos eso había hecho desde el primer día que desayunamos juntos.

Le conté sobre mi día, y sobre como la señorita Weelock se puso colorada cuando un chico le pregunto sí era ella y el profesor de Lenguas, cerca de un famoso hotel el viernes por la noche.

Ligero. Así sentía el tiempo que pasaba con Daniel. Todo era palabras, acciones, sonrisas, bromas, risas, miradas. Todo sin llegar a sentirlo comprometido o sentirme comprometida, todo sin temer que esto tuviera final.

Quizá podría no ser amor pero sí una gran amistad.

Aunque claro, también había un zoológico en mi estómago que cobraba vida cada vez que Daniel estaba cerca, o me decía algo hermoso. O también esas nauseas que sentía al verlo cerca de alguien más. El latir rápido de mi corazón...

Podría no ser amistad, por qué quizá era amor.

El receso termino y yo seguía sin mencionar nada de la cita. Como cada final de desayuno Daniel me acompañó al aula.

-Koa,  no podré estar contigo mañana.- Dijo él sin ánimo.- Lo que sucede es que tengo entrenamiento todo el día y no tendré ni 5 minutos libre.- Suspiró frustrado y se rasco la parte trasera del cuello.

-¿Todo el día?- Pude notar la decepción en mi voz.

-Oh, sí gustas puedo acompañarte a casa. Yo creo que para esa hora ya estoy terminé.- Dijo dedicándome una sonrisa.

Negué con la cabeza con rapidez.

-No lo decía por eso. Lo que pasa es que yo...-Vacilé antes de hablar.- Lo que pasa es que yo quería saber sí querías salir conmigo mañana por la noche.- Las palabras salieron atropelladas que por un momento mantuve la esperanza de que Daniel no lo escuchara.

Daniel me miró por un segundo, y luego sonrió tan dulce.

-Hally White. Me encantaría salir a cenar mañana contigo.- Dijo con una pequeña risa juguetona.- ¿Te digo un secreto? Planeaba invitarte a cenar esté sábado después del partido oficial, pero como siempre un paso por delante de mí.- Dijo alborotando suavemente mi cabello.

Sonreí con timidez y mientras esperaba al profesor Lucas le conté brevemente sobre el plan de Isabella y su cita. Él pareció entenderlo y nuevamente no rechazo la invitación.

Era un hecho, esté viernes tendría una cita con Daniel Keynes.

DesconocidoWhere stories live. Discover now