Capítulo XXIII: La sra. Keynes

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Al llegar al hospital justo antes de acercarme a preguntar a la Trabajadora Social por Daniel, se encontraba delante mío una mujer.

Era alta, cabello castaño claro, y ojos marrones. El color de sus ojos me recordó a Elliot. Tenía una mirada ausente y al parecer había estado llorando, se apresuró a llegar al escritorio de la trabajadora social.

-Mi hijo acaba de ser ingresado a esté hospital. Su nombre es Daniel Keynes.- Dijo casi con desesperación.

Abrí los ojos con sorpresa. Era la madre de Daniel. Me limité a escuchar.

-Un momento.- Dijo la Trabajadora Social, un par de minutos después le dio toda la información.

Al parecer Daniel se había fracturado la pierna, y lo darían de alta en una hora después de colocarle el yeso.

Di un respiro, a pesar de todo él iba a estar bien. Me senté en la sala de espera, y esperé paciente.

Una hora después la señora Keynes salió girando una silla de ruedas.

Daniel salió con el pie enyesado y con mala cara.

Casi me caigo al levantarme rápidamente para caminar hacía él.

-¡Hally!- Exclamó Daniel al verme. -¿Qué haces aquí?- Preguntó mientras su madre detenía la silla frente a mí.

-Vine en cuanto supe que te habían traído.- Murmure.

Él estiro su brazo y tomó mi mano. Yo me puse colorada.

-Daniel no vas a presentarme a esta hermosa chica.- Habló su madre, quién ahora se le veía muchísimo más tranquila. Hasta sonreía pero la alegría no le llegaba a los ojos.

-Oh lo siento.- Dijo Daniel.- Hally ella es mi madre. Madre ella es mi nov...- Decía Daniel.

-Soy Hally White. Amiga de Daniel- Interrumpí a a Daniel. Él me miró decepcionado. Pero segundos después sonrió de nuevo. -¿Quieres que te llevemos a casa?- Preguntó.

-Oh no. Gracias. Ando empapada. Me iré en bus.- Respondí apenada.

-Te llevaremos.- Dijo solemnemente su madre y me dedicó una pequeña sonrisa.

Una vez dentro del coche Daniel me tomó la mano. No dije nada y supire triste. No podía decirle ahora lo de Elliot. Decidí ir en silencio todo el camino hasta llegar a casa. Aún seguía lloviendo cuando llegamos.

-Gracias por traerme.- Dije con voz ronca.- Lamentó haber mojado un poco su auto.- Agregué con timidez.

-No te preocupes linda, gracias a ti por estar al pendiente de mi Daniel.- Dijo la señora Keynes.

-Te veré mañana.- Le dije a Daniel despidiendolo con la mano.

Daniel frunció el ceño y luego sacudió la cabeza concentrandose otra vez.

-Me han dado incapacidad.- Dijo frunciendo los labios.

Me mordi el labio.

-Bien, espero que te recuperes pronto Daniel. Te veré cuando regreses a clases.- Y sin decir más me bajé del auto corriendo hacía mí casa mientras las gotas de lluvia se hacían añicos al topar con mi cabeza, así como mi corazón al decirle adiós mentalmente a Daniel.

DesconocidoWhere stories live. Discover now