Capítulo 5.

37 19 15
                                    

-Bueno cuénteme. ¿Sicilia en su primera escala?

   Ella bebió un sorbo dudando de si estaba en un suelo. Italia, champán, aquel hombre...
   -Sí, es una isla muy hermosa. Mucho más de lo que imaginaba.
   -¿Entonces en su primer viaje?-preguntó sin poder precisar Mathías por qué aquello le compañía-. ¿Va a quedarse mucho tiempo?
   -Tanto como quiera-dijo ella sonriendo, era el sabor de la libertad quien hablaba por ella-. ¿Y usted?
   -Creo que más tiempo del que tenía planeado.

   Entonces apareció el camarero, Mathías con él rápidamente en italiano con el menú entre las manos.
   -Si no le importa. Me gustaría guiarla por la cocina Italia en su primera comida en la isla.

  La antigua Katherin hubiera estado demasiado nerviosa para resistir una cena con un desconocido, pero ahora, la nueva bebió otro sorbo de champaña.
   -Me encantaría, muchas gracias.

   Resultaba fácil sentarse, reír y probar sabores nuevos. Olvidó aue él era un extraño, que el mundo en el que estaba era sólo provisional. No hablaron de nada importante, París, el tiempo, la champaña (...). No obstante, estaba segura de que era la conversación más interesante que había tenido en toda su vida. Él, la miraba como si estuviese encantado de pasar el tiempo hablando de cualquier cosa. Tengo que recordar que, el último hombre que había cenado con ella pretendía que le hiciera un descuento en su declaración oficial.
    Mathías no le pedía nada más que su compañía. Cuando la miraba, no parecía precisamente que fuera a preguntarle cómo se rellenaba el impreso de deducciones. Cuando sugirió que dieran un paseo por la playa, ella aceptó sin remordimientos.  ¿Qué mejor forma de coronar una velada que un paseo a la luz de la Luna?
   -He estado contemplando la playa desde mi ventana antes de cenar -dijo Katherin quitándose los zapatos-. No se me ocurrió que estaría más bonita a la luz de la Luna que de día.
   -El mar cambia con la luz, como una mujer. De esa manera atrae a los hombres. -deteniéndose a la vez para encender un puro delgado.
   -¿Se siente atraído por el mar?
   -Me ha pasado la vida en él. De pequeño pesaba en estas aguas.-ya le había contado durante la cena que había crecido por las islas junto a su padre.
   -Debe de ser emocionante ir de isla en isla. Ver algo nuevo todos los días.
 
   Él se encogió de hombros, nunca había estado seguro de si aquella inquietud había nacido con él o era producto de su educación.
    -Tenía sus buenos momentos.
    -A mí me encanta viajar.

  Katherin dejó caer sus zapatos y metió los pies en el agua mientras reía. La champaña hacía su efecto, la Luna no era luna ya, era una caricia. Cuando las olas salpicaron su falda, no dejó de reír.

  -Si tuviera que decidirlo en una noche como ésta, jamás volvería a casa.

   Ella emanaba vida, estaba de pie en la orilla,vibrante, con su falda blanca ondeando en la brisa.

   -¿Dónde vive?- lo mira incitante, completamente espontánea y tuvo un efecto devastador.
   -Todavía no lo he decidido. Tengo ganas de nadar.

  Siguiendo un impulso, penetró en el agua; a Mathías le dio un vuelco el corazón cuando desapareció. Se había quitado los zapatos y avanzaba hacia el mar cuando ella salió, por segunda vez le pareció que su corazón se detenía.
   Ella, reía con el rostro hacia la luna. El agua caía enbcascadas sobre su pelo, sobre su piel. Las gotas refulgían como  joyas, las únicas que llevaba. No era hermosa, era eléctrica.

-------------
¿Qué tal les parece el ambiente? Comenten, comenten😏🌟

Impulso [+18] ©Where stories live. Discover now