Capítulo 17

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   -Mathías está terminando un negocio -dijo Alene colgando el teléfono y sirviéndose algo de beber-. ¿Qué opinas de Roma?
 
    -Es encantadora -dijo deseando haber tenido tiempo de retirarse el peinado y el maquillaje-. No estaba muy segura de lo que esperaba encontrarme, pero esto lo supera con creces.

   - Si, es hermosa -Alene se acomodó en su asiento notando con sorpresa que había algo en Katherin Johnson que le gustaba mucho-. Roma, es Italia, pero antes que nada es Roma misma; a Mathías le ocurre algo parecido.

   -¿Hace mucho que trabaja para él?

   -Cinco años.

   -Debe de conocerle muy bien.

   -Mejor que la mayoría; es exigente y generoso como jefe y un hombre muy interesante. Por suerte, me gusta mi trabajo y me encanta viajar.

   Katherin se sacudió una mancha que había en sus pantalones.

   -Nunca me había imaginado que la agricultura implicara tantos viajes. No sabía lo que significaba la producción olivarera.

   Alene alzó las cejas sorprendida.

  -Mathías siempre hace las cosas a fondo.

  Alene sonrió satisfecha. Hasta entonces no había estado segura de si la americana se sentía atraída por Mathías o por su posición.

   -¿Le ha dicho Stephen algo sobre la cena de esta noche? -preguntó Alene.

   -Me ha dicho que iba a haber una pequeña fiesta en el hotel. Una cena de negocios.

   -Los hombres se toman esas cosas más a la ligera que las mujeres -dirigiéndose una sonrisa sinceramente amistosa-. Puede que sea una fiesta pequeña pero también extravagante.

   Vio que Katherin se llevaba automáticamente la mano a la cabeza.

  -Si necesita algo, un vestido, ir al salón de belleza, el hotel tiene todos los servicios.

   -Jmmm -pensando en el conjunto informal que había metido en la maleta de su impulsivo viaje a Roma-. Necesito de todo.

   -Haré algunas llamadas por usted -levantándose con una sonrisa de comprensión-.

    -Gracias, pero no quisiera distraerla de su trabajo.

    -Parte de mi trabajo es procurar que usted se sienta cómoda.

   Las dos al instante se voltearon cuando la puerta se abrió.

     - Mathías, ¿ves cómo no se había escapado? -dijo Alene cogiendo su vaso mientras se retiraba para dejarlos a solas.

     -Has estado fuera mucho tiempo

  No le gustaba admitir que había empezado a mirar el reloj y a preocuparse, imaginando que algo podría haberle sucedido. Había empezado a preguntarse si ella iba a  desaparecer de su vida con la misma rapidez con que se había presentado en ella.

   -Creo que me quedé embelesada mientras exploraba la ciudad.

  Kathrrin iva a levantarse cuando él tiró de ella hacia sí, buscando su boca, pero la desesperación de este último, la sacudió violentamente. Su avidez la sentía como propia. Sin dudarlo un instante se abrazó a él aceptando su beso, mientras murmuraba algo incoherente que luchaba por salir de su garganta. Él pensó que no era normal quererla de aquella manera. No había podido dejar de pensar en ella toda la mañana. Había comenzado a temer lo que su vida sería sin ella. Pero, eso no iba suceder. Rozó sus labios con los dientes y ella le ofreció su boca. No iba a permitir que eso sucedería. Le pertenecía y no importaba de dónde procedía ni hacia dónde se dirigía; y empezaba a enfrentarse al hecho de que él también le pertenecía a Katherin.

Impulso [+18] ©Место, где живут истории. Откройте их для себя