Mundos Sin Química [ Y I Z H A N ]

🍂Extra II🍂

"Linternas"
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Zhan era un jovencito jovial y alegre que contagiaba a sus cercanos con esa alegría y sonrisa electrizante. No era tan joven como para ser considerado un menor de edad, sus clases por la mañana se debían a sus estudios en herbolaria y medicina, que ahora entendía que era un gusto que tenía desde incluso su otra vida.

Esa tarde como de costumbre no se dirigió a casa, si no que corrió hasta la cabaña alejada de Yibo. Ese día iban a cosechar las sandías y se llevarían algunas a la cascada para comerlas, era algo que hacían una vez por semana sin un día fijo.

Una vez que llegó se encontró con su pareja vistiendo unas túnicas de color negro y nuevas, cosa que lo dejó un poco sorprendido en el buen sentido, Yibo lucia más guapo de esa manera. Con una sonrisa se lanzó a abrazarlo y lo tomó entre sus brazos.

- Tengo una sorpresa para ti - Yibo había hablado en voz baja a su oído con un tono dulce, pero que aun así ocasiono un sonrojo en las mejillas del más joven, quien rápidamente asintió con algo de duda.

- lo primero es que dentro de mi habitación hay nueva ropa para ti y lo segundo tendrás que seguirme

Dicho eso se apartó de Zhan y este se dirigió a la habitación sólo. Se encontró con unas túnicas rojas con detalles blancos y negros, realmente hermosas y pronto se dio cuenta que también eran de su medida.

Luego de eso salió y se encontró con Yibo, quien actuaba de forma extraña a su parecer, pero no era algo que realmente le fuera a molestar.

Ambos caminaron en un silencio agradable entre el bosque para llegar a la cascada, Yibo no habló porque se sentía como un jovenzuelo de 17 años que apenas iría a declarar su amor por primera vez. Zhan no hablaba debido a que disfrutaba de ese dulce silencio y la compañía de Yibo. No vio necesarias las palabras.

Cerca de la cascada había un pequeño estanque tranquilo y justamente ahí era donde esperaba la sorpresa.

Los ojos del joven se iluminaron en tonos dorados por la iluminación. La escena sola era hermosa, pero desconocía las intenciones del mayor al llevarlo ahí.

Yibo al ver la expresión sorprendida de su pareja no pudo evitar sonreír, esa era justo la expresión que esperaba ver. Esa hermosa sonrisa que en el pasado perdió pero que ahora era capaz de verlo todos los días y sentía que pronto sería más tiempo.

Tomó suavemente la mano del contrario y lo guio a través de un camino de piedras directamente hasta la carpa de telas rojas, donde apenas llegar señaló a su costado invitando a su pareja a apreciar la vista.

Un hermoso atardecer bicolor hizo crecer una nueva sonrisa en sus labios y parecía cada vez más emocionado.

- ¿Te gusta tu sorpresa? - miró con ojos brillantes a su pareja quien con ojos de media luna le dedicó una enorme sonrisa.