CAP 15

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Cristina se quedó inmóvil aterrada por la posibilidad de ser sorprendida en fraganti mientras hacía el amor.

Afortunadamente, la interrupción se produjo por teléfono, pero aún se sentía tensa.

Federico se dio cuenta de su tensión.

F: Cálmate, no voy a contestar - dijo para tranquilizarla.

C: Contesta, puede ser algo de mi padre - le pidió en un susurro, respirando todavía con dificultad.

Él estiró la mano para coger el teléfono, la verdad es que quería tirarlo al suelo.

¿Quién sería el desafortunado que se atrevió a interrumpir este momento de amor con su esposa?

Esperaba que fuera algo importante porque a diferencia, rompería los huesos de la persona en el otro lado.

F: Bueno? - Preguntó tratando de controlarse a sí mismo por no decir tonterías.

Cons: Federico, soy yo. - dijo Consuelo.

¡Caray, era su suegra!
Que fuera algo sobre Severiano, no quería hacer nada en contra su suegra – pensó.

F: Doña Consuelo... – él susurró.

Cristina estaba aprensiva pero pronto se relajó, quizás su madre sólo extrañaba a su hija.

Cons: Sí soy yo, llamé porque echo de menos a mi niña - explicó - ¿Dónde está ella?

Cristina escuchó la conversación porque estaba muy cerca de su marido.

Luego ella suspiró y pasó las manos por la espalda de Federico, suavemente hasta llegar al trasero masculino. Dio un apretón fuerte, mientras se mecía lentamente bajo el cuerpo de Federico.

F: Su hija es... este... - tartamudeó.

"Su hija me está torturando mientras usted nos está estorbando ", dijo Federico en sus pensamientos.

Como si le hubiera leído la mente, Cristina sonrió maliciosamente y apretó los músculos internos alrededor de Fede Jr., estrujándolo en su interior.

Federico gruñó y invistió con fuerza dentro de su mujer.

C: Ooooohhhh... - Cristina no pudo detener el gemido, se arqueó contra él con ganas de más.

Cons: ¿Dios, qué fue eso? - Se sorprendió Consuelo través de la línea.

Cristina se movía como loca queriendo que su marido siguiera moviéndose. Él apretaba los dientes intentando controlarse.

F: ¡Estate quieta, mujer! – ordenó entre dientes.

Cons: Pero yo estoy quieta - gritó la señora en el teléfono. - ¿Qué está pasando? ¿Qué estás haciendo con mi hija, salvaje?

Federico se enfureció.

F: ¿Doña Consuelo, hubo algún problema? - Preguntó enfurecido.

Cons: Esto es lo que yo estoy me preguntando. Estás tan...

F: ¿La hacienda se incendió? – Interrumpió a su suegra.

Cons: ¡Por supuesto que no!

F: ¿Don Severiano ha muerto?

Cons: ¡Cielos! ¡No! - negó horrorizada.

F: ¡Perfecto entonces, adiós!! – colgó el teléfono.

C: Qué mal humorado… - se burló Cristina.

F: Mi suegra es muy aburrida. - Dijo.

C: ¡Es mi madre, estúpido!

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