CAP 20

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Otro cap más♥️

ni todo son flores😪
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Por la noche, con la cabeza sobre el pecho de su marido, Cristina recordó la maravillosa tarde había pasado junto a Federico. Después de hacer el amor, los dos nadaron en el río, los dos completamente desnudos. Incluso sintió un poco de vergüenza al principio, pero con el encanto de Federico, se dejó llevar por la magia del amor. Cristina sonrió,  apretándose más al  cuerpo del marido y pronto se quedó dormida.

Federico abrió los ojos y miró a su esposa. No habían hecho el amor otra vez pues Cristina se acostó temprano y cuando entró en la habitación la encontró durmiendo. Debería de estar cansada, debido a la tarde que pasaron en la cascada. Pero eso no le molestó, hacían el amor tan a menudo, que una noche sin hacerlo no cambiaria sus sentimientos por ella. Este pequeño detalle hasta lo dejaba contento porque percibía que su relación iba más allá del sexo, mucho más allá de un simple contrato. Mientras admiraba a su hermosa esposa dormida en sus brazos, analizó los hechos del día. Raquela, con sus pequeños juegos, estaba sembrando la duda en Cristina. No había manera de retrasar lo inevitable: tenía que decirle a su esposa que era el asesino de Diego. Pero primero, pagaría la deuda de la hacienda. Fuera cual fuese la reacción de Cristina al enterarse de la verdad, quería al menos cumplir con el acuerdo que había hecho con Severiano.

Y no era sólo por el trato con su suegro, pero sí por la mujer que le había robado el corazón. No sabía si ella lo perdonaría o no, pero quería protegerla de alguna manera. Y sin la amenaza de la pérdida de hacienda, Cristina se haría cargo y la iba a administrar muy bien. Y cuando él estuviera ausente, al menos habría asegurado de que no se quedaría sin nada, ni que perdiera su herencia.

Y así lo hizo, al día siguiente fue al pueblo y pagó la hipoteca  de la hacienda en el banco. Se reunió con su abogado y pasó al nombre de Cristina la tierra cerca de la cascada que Severiano le había vendido. También abrió una cuenta y depositó una suma considerable de dinero para ella.

Sentía su corazón inquieto, era como si algo malo fuera a pasar. Se sentía como un viejo moribundo dejando la herencia a sus hijos antes de morir. Sacudió la cabeza para ahuyentar esos pensamientos. Respiró hondo y entró en la camioneta, yendo hacia la finca. Era el momento para revelar su pasado a su esposa. Y que todo fuera como Dios quisiera.

....

Mientras tanto, Cristina se despertó y no encontró a su marido a su lado. Ella se estiró con pereza, tenía que levantarse, pero todavía sentía sueño. Recordó que tenía una conversación pendiente con Federico, luego saltó de la cama y fue al baño. Fuera lo que fuese lo que había hecho, ella se lo perdonaría. Lo que no soportaría era saber de la vida de su marido a través de otras personas, quería que él y sólo él, le confiara contar a ella de su pasado.

Pero estaba convencida de que Federico no había hecho nada malo. Él tenía su forma machista, autoritaria, y  grosera muchas veces pero en el fondo tenía un buen corazón. Bastaba simplemente observar la forma en que siempre la trataba, siempre muy atento, romántico... La lista de cualidades de él era interminable. Abrió la ducha y dejó que el agua bajara el calor del centro de su feminidad que se calentaba cada vez que pensaba en su marido.

Cuando descendía las escaleras fue interceptada por Raquela.

R: Doña Cristina, la correspondencia ha llegado - ella dio varias cartas en la mano de su patrona. - Pensé que el mejor sería darlas a usted que dejarlas en el despacho, puede que sean importantes...

DOMANDO A LA FIERA Where stories live. Discover now