CAP 19

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Holaaaa

A las que esperaban nuevo capitulo, aquí les dejo 🌹♥️
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F: Voy a vender la hacienda - anunció Federico, después de haber mostrado la casa de Ojo de água a Cristina.  Habían pasado por todas las habitaciones, la casa no era tan grande como la Casa Grande de la hacienda Platanal pero era hermosa y cálida.

C: Creo que no es una buena idea. La finca es rentable y me gustó la casa. Podemos pasar algunas noches aquí - le guiñó un ojo sugestivamente.

Su mujer estaba en lo cierto. Podrían mantener la casa como un refugio de amor por los días que no quisieran ser molestados por otras personas.

F: Tienes razón. Aquí puedes gritar a gusto - la tomó por la cintura y ella apoyó las manos en su pecho duro. - y vas a dejar que tus padres duerman.

C: Federico, estás exagerando. Tal vez, no nos escucharon...

Él dio una deliciosa carcajada, bien al estilo Rivero.

F: Cierto cariño - le besó el pelo - sólo tienes que esperar hasta que escuche las quejas.

C: La culpa es tuya - enterró la cara en su pecho, riendo - que me hace ser así de escadanlosa.

F: ¿Mia??? No, la culpa es tuya por ser tan deliciosa.

Ella se sonrojó.

C: Dejemos él tema. Será mejor que vuelvamos, es casi la hora de la comida - se liberó de él.

F: Es increíble cómo  no cambias - él tomó su sombrero sobre la mesa al lado y lo ajustó en la cabeza. - A veces eres tan desinhibida, pero todavía te sonrojas por algunos comentarios que hago.

Ella sólo sonrió en respuesta.


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Esta vez Severiano comió con ellos. Fue un buen almuerzo y Raquela,  como había prometido, se comportó bien. No miró a Federico en ningún momento. Cristina sólo la observava. Le pareció muy raro, estaba segura de que la criada estaba tramando algo. Así que cuando todos se fueron de la mesa, se acercó a ella.

C: ¿Qué estás tramando? - Preguntó a Raquela. - Una mujer no deja de estar interesada en un hombre de la noche a la mañana.

R: Sí que lo deja... - argumentó - Principalmente cuándo el hombre en cuestión es un... desconocido.

C: ¿Qué están tratando de decir? ¡Habla claro!

Raquela siguió quitando los platos y cubiertos de la mesa sin mirar a su patrona.

R: No estoy insinuando nada – fue hacia al fregadero y vertió los utensilios y volvió a la mesa para recoger el resto. - Simplemente no conozco a Don Federico. ¿Lo conoces? ¿Sabe de dónde vino?

Cristina se estremeció. La duda fue plantada, pensó Raquela. Se alegró pues estaba consiguiendo lo que quería.

C: ¿Qué sabes tú que no sepa yo?

R: Yo sé lo que todo el mundo sabe - ella la miró desafiante. - Federico Rivero ha resurgido de las cenizas después de haber estado tanto tiempo fuera... ¿Sabe donde él  ha estado? ¿Qué ha hecho?

C: ¡Eso a ti no te incumbe! - Pero Cristina sabía que Raquela, en partes tenía razón. De hecho, su marido era un misterio, nunca mencionó a donde había estado todo este tiempo y ella nunca estuvo interesada en saber. Hasta ahora. - Eres la sirvienta y él es el jefe. La vida de mi marido no se refiere a ti, así que no me vengas más con tus insinuaciones...

DOMANDO A LA FIERA Where stories live. Discover now