CAP 23

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aqui un cap más ♥️🌹

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Por fin, el día tan esperado para todos había llegado. Principalmente para Federico que apenas podía ocultar la ansiedad de volver a ver de nuevo, era el día de la cirugía.

Cristina estaba de su lado, por supuesto, al igual que en todos los días, no le dejaba sólo nunca. De pie al lado de él en la cama, sosteniendo sus grandes manos entre las suyas, tan delicadas y pequeñas.

C: ¿Estás nervioso? - Preguntó ella.

F: Nervioso, ansioso... - respondió. - ¿Y si la operación no funciona?

C: No pienses así - le apretó la mano para transmitir su seguridad. - Ángel Luís hará un buen trabajo...

F: Confías mucho en él, ¿no?

C: No empieces...  ya hemos hablado de ello...

Él iba a replicar pero algunas enfermeras llegaron a llevarlo a la sala de operaciones.

Cristina lo besó tiernamente en los labios, le susurró que todo iba a estar bien y él sonrió con más confianza. Su mujer siempre tenía el poder de calmarlo, su dulce voz era como un bálsamo para él.

Ella no podría acompañarlo, así que se fue a la sala de espera, donde su familia que también había ido al hospital ya estaba.

Durante esos días, Severiano mejoró considerablemente, el riesgo de muerte que había sufrido al principio ya había pasado. Ahora estaba sano, estaba caminando, hasta tenía sus momentos con su esposa en el jardín, por supuesto que nada comparado a Federico y Cristina que estaban siempre comiéndose a besos, con Severiano y Consuelo todo era mucho más calmo y comportado. A veces el viejo se entrometía en los asuntos de la finca, pero la verdad es que ya no estaba tan interesado como antes, tenía confianza en su yerno y su hija que estaban administrando muy bien la hacienda. Así que ahora estaba esperando noticias de Federico en el hospital, se sentía bien y por eso no quiso quedarse en casa sin saber nada.

Cristina se sentó entre sus padres y apoyó la cabeza en el pecho de Severiano, mientras Consuelo le acariciaba el pelo.

Tenía un nudo en la garganta, se desesperaba por pensar que la cirugía podría no tener éxito. A pesar de la demostración de paciencia de Federico, ella sabía que sería un inconveniente para él quedarse ciego por más tiempo.  A Federico le gustaba sus mimos pero él era un hombre que amaba la libertad, cabalgar por los campos, sentirse libre... Ella sabía que él se sentía frustrado de no poder ver y por eso ella se sentía culpable.

Íntimamente, rezó a la Virgen de Guadalupe para que su marido pudiera recuperar la visión.

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Horas más tarde, Ángel Luís terminó la cirugía. Él había estado un poco nervioso, era la primera vez que realizaba una cirugía en un paciente ciego, pero respiró hondo, se centró en su trabajo e hizo lo mejor que pudo.

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Cuando Federico se despertó, todavía tenía la venda alrededor de los ojos. Así que estaba todavía como en los últimos días, en la oscuridad total.

Se quedó quieto, rezando para que pudiera volver a ver. Quería ver a su hijo o hija creciendo, quería ser un padre presente.
Quería ver a su esposa, sus formas suaves...  ansiaba volver a ver su reacción mientras alcanzaba el orgasmo...
¡No podía quedar ciego, no podía!

Era un castigo muy cruel aunque pudiera merecerlo. La verdad es que ni siempre fue un hombre muy bueno a lo largo de su vida... Pero él sentía que era otra persona  desde que conoció a Cristina. Su manera de actuar era diferente, ya no era tan grosero, al contrario, era cariñoso, apasionado y estaba seguro de que sería un buen padre. Por lo tanto no merecía la oscuridad por el resto de su vida...

DOMANDO A LA FIERA Where stories live. Discover now