CAP 24

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Nos quedamos en...

Una vez estacionado el coche,  Federico bajó y ayudó a su esposa a bajar, no saludó a nadie que salio a recibirlo, tomó a su esposa de la mano, entró en la casa bajo las miradas de la gente que estaban paralizados y  con la boca abierta, por la reacción de Federico.

Cuando entraron en la habitación, él lanzó a Cristina en cama, y volvió a cerrar la puerta. Se giró hacia ella ya quitándose la camisa. Hacía mucho tiempo que no llevaba el mando de la situación, tanto tiempo no había visto esa mirada ardiendo de deseo y placer... Era la visión del paraíso.

Mientras desabrochaba el cinturón de sus pantalones, la devoró con la mirada...

Cristina estaba con respiración jadeante y a cada paso que Federico daba, su cuerpo temblaba más. Ella sabía que la noche sería larga ...

....
Mientras tanto, en la planta baja todos habían entrado en la casa y Severiano sentado en el sofá, exclamó:

Sev: Bueno... creo que es mejor servir la cena ... Parece que estos dos ya no van más a bajar  hoy ...


*****Capitulo 24*****


Federico, ya completamente desnudo, se inclinó sobre Cristina, agarró su seno por encima de la blusa, masajeando el pezón rijo que palpitaba bajo la tela.

Cristina le susurró algo que ni mismo ella comprendió, mientras él la tomaba en un beso exigente y cada vez más voraz. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello, acercándolo más.

Federico aumentó la presión de sus cuerpos, haciéndola delirar con el peso de su gran cuerpo fuerte, comprimiéndola contra el colchón suave.

Él comenzó a besar su cuerpo, mientras desabrochaba cada botón de su blusa, revelando más de su piel. La erguió con impaciencia desgarrando el tejido. Le abrió el sujetador con un simple movimiento de los dedos, liberando los senos que esperaban ansiosos su toque.
Hundió la cara entre ellos, entonces alternativamente tomó los pezones ríjos en la boca mientras Cristina gritaba de placer.

F: Ellos están más sensibles por el embarazo, ¿no? - Le susurró pasando la punta de la lengua en el pico de color rosa, haciendo un chorro de líquido brotar del interior de Cristina, empapando sus bragas.

C: Ohhh, sí... - gimió, arqueando el cuerpo.

Federico los succionó aún más justo antes de descender con los besos hasta el ombligo.
Le desabrochó el pantalón, empujando hacia abajo junto con las bragas, deslizando la tela por las caderas suaves, besando, lamiendo y mordisqueándole mientras la desnudaba, hasta que ella estuvo jadeando.

Le abrió las piernas y la miró tendida en la cama a su merced, tenía el pelo desordenado, la boca abierta y los ojos brillantes de deseo...

Tiró de sus piernas delicadamente hasta el borde de la cama, acercándole a sus caderas. Se posicionó y arremetió con fuerza, enterrándose en su interior.

Un grito ronco resonó en la habitación y Cristina se sonrojó avergonzada al darse cuenta de que había salido de su propia garganta. Federico se retiró y volvió a entrar de nuevo, una y otra vez...

C: Ohhh... más hondo, más hondo... - exigió Cristina echando la cabeza hacia atrás mientras recibía las estocadas cada vez más fuertes, tal como quería.

El auto control de Federico evaporó, y minutos más tarde con un último ataque profundo, derramó su preciado líquido en el interior de Cristina, rugiendo como un león, llevándola con él al cielo.

DOMANDO A LA FIERA Where stories live. Discover now