CUARTO CAPITULO

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Tan pronto escuchó este mensaje corrió de nuevo hacia su auto encaminándose a casa de su padre a quien tenía tantas ganas de ver. En el camino decidió detenerse un momento para comprarle sus chocolates favoritos.


Cuando estuvo en la tienda revisó el stand de diarios internacionales, allí tenian los principales periódicos del mundo, se apresuró por revisar el iltaliano, pues era importante estar pendiente de la situación en ese país dadas las negociaciones que emprendería con sus nacionales.

Mientras miraba la sección "NEGOCIOS" del prestigioso periódico Il Messaggero en la cual había un articulo llamado "Importante casa de modas local firma acuerdo con agencia publicitaria estadounidense para su próxima campaña promocional" .

En el mismo se daban detalles de interés público de la forma en la que transcurriría el asunto, la parte que más le llamó la atención a Isabella es la que mencionaba: "Vaniah ha elegido como su representante permanente en esta negociación al prominente joven Alexander Bourdierd, quien hace unos cinco años trabaja para el atelier de lujo."


Isabella hizó un pequeño chasquido con su lengua que indicaba que había hecho un descubrimiento, pensó en sus adentros:

-Lástima que el dichoso artículo no tenga foto del tal Alexander, pero ya por lo menos sé su nombre, no entiendo cual era el misterio de Vaniah en no querer revelarlo, pero como siempre la prensa se encarga de echar a perder las sorpresas. Ahora podré hacerle algo de "research" en Google.

Inmediatamente después de esto, tomó en las manos el periódico, los chocolates de su padre y se dirigió al mostrador.

-Son $ 11.95 señorita, le dijo la cajera.A seguidas de pagar, Isabella tomó la bolsa con sus compras, salió del lugar y emprendió nuevamente el camino a casa de su padre, esta vez sin detenerse.

Al llegar a la mansión D'Alessandro, que era el lugar donde pasó su niñez y gran parte de su juventud temprana, hasta que se mudó por un tiempo a España debido a sus estudios de publicidad y negocios, fue su mayordomo de toda la vida Carlos, quien le abrió la puerta saludándola de la misma forma que lo había hecho los últimos veinte años.

-¿Qué dice la más linda entre todas las flores del eterno verano de mi corazón? Ese saludo siempre lograba sacarle una sonrisa, no importa si estaba enojada, triste, cansada, etc. -¡Carlitooooos, días sin vernos! ¿Cómo has estado?

-¡Así es señorita, muchos días, pero supongo que ya la veremos seguido por aquí pues su padre ha regresado de su viaje!-¡Siiiiiiii, ya vendré de nuevo con regularidad! le respondió ella mientras prácticamente corría al lugar donde se encontraba la biblioteca de la casa, el sitio preferido de su papá.

Abrió la puerta lentamente, como quien espera ser testigo de un secreto, ya que pretendía sorprender a su padre abrazándolo por detrás, pero él la sorprendió a ella.

-¡Pequeña mía! gritó emocionado mientras la abrazaba y besaba su rostro,

-¡Papito, papá! le decía alegre Isabella-Nunca más vuelvas a irte tanto tiempo, con cada viaje que haces, te extraño más, ¡supongo que serán los años, jajaja! le decía mientras lo tomaba por la mano para conducirlo hacia el sillón forrado en cuero negro que se encontraba en la habitación.

-Pero Isabella, cómo hablas tú de los años, si ni siquiera has vivido, le respondió divertido el maduro señor.

-¡Mira lo que tengo aquiiii!, tus chocolates preferidos, le canturreó mientras le pasaba la bolsa que contenía la caja de dulces y el periódico.

-¡Gracias princesa! ¿y este periódico qué es? ¿Ahora los hacen de chocolate? -¡No tonto, jajaja! Esto es mío, lo compré porque vi que salió algo que hablaba de la empresa.

-Ummm, a propósito, ¿qué te parece si me empiezas a contar algo de eso? Ando atrasado en noticias.

-Bueno pa, pues no hay mucho, lo que se diga MUCHO qué contar, pero lo que si te digo es que hay algo de ese contrato que me tiene intrigada, es lo del dichoso Alexander que menciona el periódico, o sea ¡aún no hablo con él, no sé como es, no sé cómo piensa, ¿qué tal que solo venga a complicarme la existencia?

-Bueno nena, de todas esas dudas al fin saldrás mañana, le respondió su padre.Isabella lo miró intrigada, pero continuó con la conversación cambiando el tema al viaje de él.

Y ahí platicando de todo un poco, les volaron las horas y ellos ni cuenta se dieron... el día había llegado.

Eran las ocho de la mañana del día siguiente, cuando una mujer vestida de uniforme se le acercó a Alexander y le dijo:

-Señor, ya puede despertar, hemos llegado, y abriendo la ventanilla le señaló hacia afuera mientras le decía: Bienvenido a Houston.

Luego del debido proceso de desembarque y aduanas, Alex estuvo listo para tomar un taxi que lo llevaría su próximo destino: el "Four seasons hotel". Pensó en que podía descansar un poco, comer, darse un baño y luego reportarse en la compañía, pues eran a penas un cuarto para las diez de la mañana. De todas formas no lo estarían esperando hasta las cuatro de la tarde, que era la hora pautada para el encuentro entre él e Isabella.


!Y hablando de Isabella!

Ella se encontraba en su oficina con su asistente donde repasaba una y otra vez los detalles para la reunión de esa tarde.

-Entonces me dijiste que ya has confirmado que todos los proyectores, telefónos y artefactos electrónicos de la Sala de Juntas se encuentran en perfecto estado, ¿no es así Marisol?

-¡Sí señorita, efectivamente! Todo ha sido revisado minuciosamente, le dijo la muchacha con voz segura.

-¿Y los refrigerios que se van a servir?

-Todo listo señorita, ya le dije que no se preocupe, puede dejar todo en mis manos.-Hmmm, eso espero, entonces... Todo listo, solo nos queda esperar por Alexander Bourdierd.

Mientras tanto en el hotel, luego de haberse dado un baño y comido algo, Alexander se adelantaba a Isabella en su plan de "conocer la contraparte" introduciéndo su nombre en el motor de búsqueda de Google.

Leía información sobre ella y decía:-Según veo esta chica Isabella no es cualquier cosa, además de ser realmente bonita, parece ser muy inteligente por las decisiones que ha tomado en cuanto a los negocios de su agencia.

Entre cosa y cosa pasó el tiempo y el momento tan esperado estaba allí. La hora de la reunión había llegado, y en la empresa ya no daban más con los nervios de Isabella

-¡Pero es que no entiendo qué te pasa hija, estas como si nunca hubieras hecho esto antes!-¡Lo sé papá, lo sé, y es que así me siento! Tengo una sensación extraña, no mala, pero extraña... ¡me urge que llegue ese tipo para terminar con todo esto!

Y como si sus palabras hubiesen sido mágicas, en ese preciso momento las puertas del elevador se abrieron para que todas las miradas se fueran allí y quedara a la vista un apuesto joven que decía con una perfecta sonrisa:

-Espero haber llegado a tiempo, es que había mucho tráfico.

El Amor Que No SoñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora