DECIMO TERCER CAPITULO

5 0 2
                                    

Cuando terminó la reunión de esa mañana con los empleados corporativos que trabajaban internamente en la campaña para Vaniah, se percató de que ya era la hora de salir a comer y Alex aún no había ido por ella, eso la tenía algo extrañada, entonces decidió ir a buscarlo a su oficina, en el camino se cruzó con Luis y hablaron un momento.


-¡Isabella hija, no te había visto hoy! saludó su padre


-¿Cómo andas papá? dijo ella cariñosa y lo abrazó.


-¿Dónde vas? ¡Viniste muy bonita a trabajar! ¿algún motivo especial? continuó Luis con la conversación.


Isabella traía una blusa color arena claro en tela suelta de algodón con una falda azul marino hasta antes de las rodillas con y unos pumps combinados del mismo color de la blusa. El cabello recogido en una cola y echado hacia un lado. Un poco de rímel, lapiz negro y labial russian red, su preferido, conformaban su maquillaje.


-A ningún lado pa, quizás a comer con Alex, pero eso lo hago diariamente.


-¡Ahhh con que eso es, Alexander! No me has contado cómo van las cosas con él, ¿ya es tu novio? -¡Claro que no papá! Olvídate de eso, dijo ella tratando de salir del tema.


-Mira Isabella yo solo digo que si a ti te gusta ese hombre y tu a él, no veo la razón por la cual no puedan vivir lo que tengan que vivir, deja atrás todo lo que te impida ser feliz hija, a eso viniste a este mundo. No lo olvides nunca, dijo el comprendiendo las razones de su hija aún antes de que se las dijera.



En ese momento vino a su cabeza ese horrible día en que su esposa lo había abandonado cuando su hija era todavía muy joven.

-Gracias por tus consejos, los tendré en cuenta, siempre lo hago, y siguió su camino hasta la oficina de Alex, donde lo encontró sentado trabajando en su computador, no apartó los ojos de allí hasta que Is le dijo:


-No he sabido de ti en toda la mañana, ¿andas muy ocupado?



-Algo, sí ¿porqué, necesitabas alguna cosa? preguntó mirándola unos segundos mientras contemplaba su belleza y luego volviendo al ordenador.


Isabella notó que Alexander no tenía intención ninguna de salir con ella, decidió no decirle nada más y volvió a su oficina, francamente un poco enojada.


Cuando Alexander vio que ya no estaba ahí, sonrió unos segundos y dijo para sí mismo:-Ok, ya te hice sufrir un poquito, iré por ti.


Corrió detrás de Isabella que iba tan enojada que ni siquiera lo notó y entró a la oficina tirando la puerta,  volteó su silla giratoria y se sentó en ella pensando:


-¡Precisamente hoy, no quieres salir conmigo Alexander! ¿Qué te  pasa? ¡Ugh! Allá tú, es viernes y pensaba en invitarte a casa y preparar algo esta noche.



Alex se dio paso hasta ella caminando sigilosamente y volvió la silla hacia él diciéndole:-¿Porqué te fuiste así?



-¡Te atreves a preguntarme eso! ¡Ni siquiera me volteaste a mirar cuando estuve en tu oficina! casi le grito haciendo algo parecido a un puchero y bajando su cabeza.


-¡Claro que te miré! Noté que estás hermosa hoy, como nunca, que amo tu mirada, y que ese labial que traes me dan muchas más ganas de besarte, le dijo viéndola tiernamente mientras levantaba su cabeza por el mentón.


-¿Ah sí? ¿Entonces por qué me hiciste eso en tu oficina? le respondió ella volteando la cara aún un poquito enojada.


-Porque necesitaba saber si me querías...


-No entiendo, ¿qué tiene que ver que seas grosero conmigo  con que si te quiero o no? Explícame, seguía ella sin dejarse convencer.


-Si no te enojabas al hacerte eso, entonces querría decir que no te importaba, pero ya veo que sí y eso me hace muuuy feliz, le dijo el mientras la seguía mirando enamorado.


-¡Pero claro que te quiero Alexander! Crees que sino me habría arreglado tanto, caminado hasta tú oficina y luego prácticamente llorado porque me ignoraste! ¡Ahora vete de aquí ya no quiero hablar más por hoy!


Alexander divertido le dijo:


-Ok, entonces dejemos de hablar. La levantó de la silla tomándola por las caderas y comenzó a besarla apasionadamente, luego de unos segundos el beso iba tomando otro rumbo, ella empezó a desabrochar los botones de la camisa de él mientras Alex metia la mano bajo su falda y la seguía besando. En ese momento alguien tocó la puerta haciéndolos detenerse. Isabella en un impulso lo empujó y el cayó al suelo riéndose.


-¿De qué te ríes bobo? ¿No ves que casi nos descubren? le dijo arreglándose el cabello y grito:-¡Ya va! hacia la puerta.


-¡Boba tú que respondiste! La puerta tiene seguro jajajaja. Si te hubieses quedado callada nada pasaba, ahora tenemos que abrir, le dijo Alex en tono divertido mientras se acomodaba la ropa que Isabella había descompuesto.


Cuando estuvieron un poco más tranquilos, él sentado en una de las sillas de invitados, ella parada en la puerta lista para abrir, procedió para encontrarse con la figura de Marisol que le llevaba unos papeles, a la apertura la asistente miró dentro como sospechando lo que había pasado, pero no dijo nada y se retiró.


En ese momento Isabella y Alexander se miraron cómplices y sonrieron el uno al otro.

El Amor Que No SoñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora