DÉCIMO CUARTO CAPITULO

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Al marcharse Marisol, Isabella volvió a cerrar la puerta y corrió donde Alex a ver si se había pegado a causa del empujón.


-¿Te pegaste muy fuerte? le dijo mientras lo acariciaba.


-No, para nada jajajaja. ¡Qué mal momento eligió Marisol para traerte esos papeles! respondió él mientras le daba la mano y la sentaba en sus piernas.


-En serio, o sea ¡es cómo si se lo hubiera imaginado! Ahora que hablas de Marisol, tenemos que buscarte un asistente, le decía ella y jugaba con su cabello dulcemente.


-Mmmm, después de ver cómo es esta mujer no me quedan muchas ganas de tener otra así por aquí.


-Si, bueno, pero es que no puedes solo con todo, hay que ver lo que se hace.


-Está bien, pero ahora quiero hablar de otra cosa con usted señorita, bueeeno, no exactamente hablar, le dijo y trató de besarla pero ella lo detuvo.


-Ya no más por hoy Alex, mi corazón no soportaría otra escena extrema jajajaja.


-¿Cómo que no? No me hagas esto de nuevo Isabella, ¿no te duele ser tan cruel conmigo? Mi novia me maltrata, no lo puedo creer.


-¿Tú novia? ¡Ja! ¿Desde cuándo? ¡No escuché que me lo pidieras!


-No pensé que fuera necesario, dijo Alexander un poco sorprendido.


-Aún no me convences Alexander, darte ese lugar tan importante en mi vida es mucho para mí, necesito estar segura de que no me estoy equivocando al hacerlo.


-¡Sabía que contigo las cosas no serían tan fáciles, por eso me encantas Isabella!


-¡Y tú a mi, pero eso no es suficiente! dijo ella dándole un corto beso.


-¡Mejor llévame al aeropuerto que no quiero retrasarme para mi viaje a Dallas! continuó.


-¡No me encanta el dichoso viaje, tanto tiempo sin verte, no me divierte! dijo Alex sonando un poco molesto.


-Míralo de este modo... Quizás ese tiempo separados me haga extrañarte y te diga que sí al volver, dijo sonriendole coqueta.


Después de esto, Isabella se despidió de su padre, fueron a casa de ella por su maleta y se dirigieron al aeropuerto. Al llegar ya era hora de separarse, ambos se bajaron del auto para poder despedirse.


-¡Bye niño bonito, quizás me hagas falta! le dijo mientras lo abrazaba y le daba un beso en la mejilla.


-¿Quizás? Ok, está bien, pensaba llamarte mientras estuvieras allá pero ya no lo haré, para que tengas razones para "extrañarme" respondió Alex fingiendo enojo, luego la besó en la frente.


Ante esta despedida Isabella ingresó a la sala de abordaje y él se fue.

Cuando caminaba hacia adentro ella miró atrás y lo vio alejarse mientras pensaba que aunque lo negara, la realidad es que le hubiese encantado no separarse de el ni siquiera por esos días.En el camino Alex repasaba en la mente actividades que podía hacer durante ese tiempo sin Isabella, y se percató de que para cuando ella volviera a casa el lunes en la mañana la primera entrega de su regalo ya estaría realizada. Se sentía un poco nervioso ante la reacción que eso podría provocar en ella, pero algo le decía que no se había equivocado en intentarlo.

El Amor Que No SoñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora