DÉCIMO SEXTO CAPITULO

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¡Finalmente era lunes!


El despertador de Alexander sonó como lo hacia siempre de lunes a viernes, a las 7:30 AM , su primer pensamiento al abrir los ojos fue que Isabella ya debía estar llegando a Houston. Se bañó, se vistió y desayuno algo a la vez que leía los periódicos correspondientes a esa mañana, en ese intervalo, ya eran las 8:45 AM, momento de salir al trabajo, ya que le tomaba de 15 a 20 minutos llegar allí, y acostumbraba a estar en su oficina a las 9 en punto, cuando no tenía compromisos que le exigieran su presencia más temprano.

Cuando llegó al Edificio Empresarial, fue por unos papeles al centro de copiado, supervisó algunas propuestas para la campaña de Vaniah y subió a su oficina, Bella aún no llegaba. Estaba ansioso por verla entrar pues cuando llegara ya habría recibido la primera entrega.


Justamente en ese momento Isabella estaba poniendo un pie en su casa, vio el paquete frente a la puerta, pero no le dio importancia hasta que estuvo dentro y había llevado la maleta hasta su habitación. Lo observó antes de abrirlo, era una cajita, de tamaño mediano en una envoltura como de un dulce con la palabra "Godiva" en el centro.


La abrió y de allí salió otra caja un poco más pequeña que la primera y junto a ella una nota de Alexander que decía:


"Desde que te vi supe que contigo nada sería lo mismo así que para hacerte esta pregunta, quise buscar una forma tan especial como tú. Estas piezas de chocolate te llegarán diariamente durante dos meses, con palabras en las que pienso cuando vienes a mi mente, como verás son partes de un rompecabezas que deberás ir armando a medida que vayas recibiendo los pedazos, ya que esto ha sido para mi conocerte Isabella, un enigma cuyo final quiero que construyamos juntos. Te quiere, Alexander."


Al ver esta nota Isabella quedó sumamente impresionada por lo detallista y original del regalo, ya quería que pasara el tiempo y tener todas las piezas para saber lo que pretendía Alexander.

Pero ahora mismo, moría sobre todo, por verlo y poder besarlo una vez más.

Cuando llegó a la oficina, se detuvo unos minutos a saludar los empleados de la empresa que se encontraba a su paso, al llegar a su piso, prácticamente corrió a la oficina de Alex donde lo encontró al teléfono con el señor Sallomoni, al verla le regaló una hermosa sonrisa y le hizo una seña de que lo esperara unos segundos, que ya terminaba, mientras decía al teléfono:


-Todo va perfectamente señor, creo que los preparativos estarán listos mucho antes de lo que pensamos, la señorita D'Alessandro es muy eficiente en su trabajo, de hecho, todos los empleados de la compañía están excelentemente preparados para nuestros objetivos.


-¡Así es señor, cuando tenga novedades, me comunico con usted! dijo Alexander respondiendo a algo que le decía Sallomoni y dando por terminada la conversación.


Al ver esto, Isabella se levantó inmediatamente de su asiento y se dirigió donde Alexander para dar vuelta a su silla y ponerlo de frente. Él la miraba encantado, luego de unos segundos, tomó su cara entre las manos y la besó tiernamente.


-Hola preciosa, ¿qué tal tu vuelo? le dijo feliz de tenerla a su lado.


-Perfecto, respondió ella mientras lo hacia levantarse de la silla para abrazarlo.


-¡Ughh! Te extrañé tanto, le decía mientras la llevaba abrazada al sillón que se encontraba a unos pasos.


-Yo también, muchísimo, le dijo volviéndolo a besar y recostando la cabeza en su pecho.-¡Me gusta escuchar eso! respondió contento.


-Alex, hablando como los locos, ¿quieres explicarme a qué se debe ese paquete que llegó a mi casa esta mañana y traía tu nombre?


-Bueno, tú misma dijiste que las cosas contigo tenían que ser diferentes, entonces ¡te tomé la palabra!


-Ok, ¿pero en qué consiste este regalo, o sea cual es el objetivo? dijo mientras contorneaba su pecho con un dedo y lo miraba.


-Eso lo sabrás el día que recibas la última pieza, respondió sin darle detalles.


Isabella se limitó a seguir mirándolo, sintiendo como cada vez crecían más sus sentimientos por él.


Pasaban los días y pasaban más tiempo juntos que nunca, pero Alex no volvía a pe

dirle que fuera su novia, esto la tenía un poco asustada, pues pensaba que el podía quizás haberse arrepentido. Ese día llegaría la última parte del regalo, estaba muy interesada en recibirla pero el cartero no vino por la mañana, para ponerla aún más nerviosa. Se pasó todo el día queriendo llegar a casa.

Cuando al fin la tenía en sus manos, se fue hasta su habitación y juntó en la cama todas las piezas de metal rojo que había estado recibiendo, armó el rompecabezas y notó que formaban un corazón gigante con todas las palabras que Alexander había dicho venían a su mente cuando pensaba en ella, al verlo se emocionó tanto que se le salieron unas cuantas lágrimas, pero notó que faltaba una pieza y buscó en la caja que recibió ese día, en su lugar encontró una nota de Alexander que decía:


"Si recibiste esta nota, quiere decir que ya tienes todas las partes de este corazón, mi corazón Isabella, para tener la pieza que te falta necesito que respondas a una pregunta que querías te hiciera de una forma diferente: ¿Quieres ser mi novia? Cuando tengas la respuesta, búscame y yo te entregaré lo que te falta, si aún no estás lista, puedo esperar, tómate el tiempo que necesites, de todas formas... mi corazón ya es tuyo. Alexander."


Al leer esta línea Isabella era incapaz de contener el llanto, no podía creer que él se hubiera tomado tanto tiempo en preparar algo así para ella, pensó que debía hacer lo mismo y antes de llamarlo esa noche, preparó todo para una cena.


Cuando todo estuvo listo, le envió un mensaje que decía:


-Tengo la respuesta a tu pregunta, ven a mi casa.

El Amor Que No SoñéWhere stories live. Discover now