Era el verano antes de comenzar la escuela, y Aurora estaba preparándose para entrar a su último año en Hogwarts.
Los planes de tranquilidad y soledad cambian cuando su padre decide que el joven Malfoy se quedará mayor parte del verano en la Man...
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Aurora se removió un poco, y se exaltó al sentir un peso encima de su pecho.
Abrió los ojos de inmediato, sólo para encontrarse con una cabellera plateada haciéndole cosquillas a su mentón.
Ella soltó un pequeño suspiro, y sonrió al sentir cómo ambos estaban bajo una manta, con las piernas entrelazadas y sus cuerpos prácticamente pegados como si fuesen uno.
La mano de Draco reposaba sobre su cintura, y sentía su respiración chocar suavemente contra su piel. Ella no se dio cuenta en qué momento ambos cayeron dormidos, por lo que obviamente seguían desnudos por completo.
—Draco —susurró ella, sacudiendo suavemente al hombre que se encontraba prácticamente encima de su pequeño cuerpo.
Él se removió un poco, agarrándose aún más fuerte de su cintura, mientras gruñía algo irritado.
Aurora rodó los ojos, y miró a su lado.
El reloj del platinado estaba sobre su camisa, por lo que estiró un poco su brazo y su pecho se apretó al ver que eran casi las 7 de la mañana.
—Draco, oye... —susurró ella una vez más, sacudiendo un poco más fuerte.
Sintió como bufó contra su pecho, mientras hundía completamente su cara sin querer levantarse. Lo escuchó murmurar una queja.
—Debo irme, si no llego antes de las 8, Sonja se dará cuenta que no llegué a dormir.
Draco levantó su cara, y Aurora casi muere ahí mismo al ver su adormilada expresión, mientras sus cabellos caían delicadamente sobre su frente.
—Quédate... estoy seguro de que podremos hacer alguna excusa —murmuró, sin abrir los ojos.
Ella sonrió, mientras su mano subía hacia su frente y apartaba los mechones que tapaban sus ojos.
—De verdad me encantaría, pero ella es demasiado lista como para engañarla así de fácil —susurró de vuelta.
Draco abrió los ojos, y bufó, sin salirse de encima de ella.
—Podemos vernos mañana, ¿sí?
—Bien —cedió finalmente, echándose a un lado.
Aurora alcanzó rápidamente su ropa, y se cubrió completamente en menos de un minuto.
Cuando se giró, vio como el platinado estaba con ambos brazos apoyados tras su cabeza, mientras que la manta lo cubría de la cintura hacia abajo.
Sus ojos recorrían con detalle y admiración desde sus piernas a su rostro, encontrándose con la mirada de ella. Su ceja estaba levantada, y una sonrisa divertida adornaba sus labios.
—¿Sí? —se burló ella.
Draco relamió su labio inferior, mientras le regalaba una coqueta sonrisa.
