La Gata Petrificada

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       HALLOWEEN HABÍA LLEGADO POR FIN. Miles de dulces, calabazas taladas y un exquisito banquete repleto de dulces y pasteles.

Lyra estaba igual que siempre.

Aquella noche se había sentado al lado de Theo, quería conversar con él acerca de un nuevo libro que había descubierto.

Cuándo el banquete fue dado por terminado todos los estudiantes se dirigían a sus salas comunes, pero se encontraron con algo que no esperaban ver.

De un hilo colgaba la gata atigrada de Argus Filch—el amargado conserje—y justo al lado estaban Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger.

Lyra sujetó la mano de Theodore con pánico. ¿No era un monstruo, no? Hogwarts era cuándo único tenía tranquilidad y tener un monstruo mitológico merodeando por allí no era del todo sano para su piel.

Letras estaban pitarrajeadas en la pared, ¿era sangre?

«LA CÁMARA DE LOS SECRETOS HA SIDO ABIERTA. ENEMIGOS DEL HEREDERO TEMED»

La charla, el bullicio y el ruido se apagaron de repente cuando vieron la  gata colgada. Harry, Ron y Hermione estaban solos, en medio del corredor, cuando se hizo el silencio entre la masa de estudiantes, que presionaban hacia delante para ver el truculento espectáculo.

Luego, alguien gritó en medio del silencio:

—¡Temed, enemigos del heredero! ¡Los próximos seréis los sangre sucia!

Era Draco Malfoy, que había avanzado hasta la primera fila. Tenía una expresión alegre en los ojos, y la cara, habitualmente pálida, se le enrojeció al  sonreír ante el espectáculo de la gata que colgaba inmóvil.

Lyra se encontraba estupefacta. «Santo Zeus» pensaba con terror «¿Las moiras me odian, no es así?»

—¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa?

Atraído sin duda por el grito de Draco, Argus Filch se abría paso a empujones. Vio a la Señora Norris y se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara.

—¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris? —chilló. Con
los ojos fuera de las órbitas, se fijó en Potter—. ¡Tú! —chilló—. ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti! ¡Te...!

—¡Argus!

Lyra lo miró. segundos, pasó por delante de Potter Weasley y Granger y sacó a la Señora Norris de la argolla.

—Ven conmigo, Argus —dijo a Filch—. Vosotros también, Potter, Weasley y Granger.

Lockhart se adelantó algo asustado.

—Mi despacho es el más próximo, director, nada más subir las escaleras. Puede disponer de él.

—Gracias, Gilderoy —respondió Dumbledore.

La silenciosa multitud se apartó para dejarles paso. Lockhart, nervioso y dándose importancia, siguió a Dumbledore a paso rápido; lo mismo hicieron la profesora McGonagall y el profesor Snape.

Lyra respiró, esperando y rogándole a los dioses que sólo fuera una broma de alguien.

LYRA BLACK, pjo & hpWhere stories live. Discover now