¿Qué le pasa a Hermione?

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     HARRY POTTER

   Pero, para sorpresa de Harry y de Ron, la primera fase de la operación resultó
tan sencilla como Hermione había supuesto. Se escondieron en el vacío
vestíbulo después de la merienda de Navidad, esperando a Crabbe y a Goyle, que se habían quedado solos en la mesa de Slytherin, acometiendo cuatro porciones de bizcocho. Harry había dejado los pasteles de chocolate en el extremo del pasamanos. Al ver a Crabbe y Goyle salir del Gran Comedor,

Harry y Ron se ocultaron rápidamente detrás de una armadura, junto a la
puerta principal.

—¿Cuánto puede llegar uno a engordar? —susurró Ron entusiasmado al ver que Crabbe, lleno de alegría, señalaba a Goyle los pasteles y los cogía.

Sonriendo de forma estúpida, se metieron los pasteles enteros en la boca. Los
masticaron glotonamente durante un momento, poniendo cara de triunfo.

Luego, sin el más leve cambio en la expresión, se desplomaron de espaldas en el suelo.

Lo más difícil fue arrastrarlos hasta el armario, al otro lado del vestíbulo. En cuanto los tuvieron bien escondidos entre las fregonas y los calderos, Harry
arrancó un par de pelos como cerdas, de los que Goyle tenía bien avanzada la frente, y Ron arrancó a Crabbe también algunos. Les cogieron asimismo los
zapatos, porque los suyos eran demasiado pequeños para el tamaño de los
pies de Crabbe y Goyle.

Luego, todavía aturdidos por lo que acababan de hacer, corrieron hasta los aseos de Myrtle la Llorona.

Apenas podían ver nada a través del espeso humo negro que salía del
retrete en que Hermione estaba removiendo el caldero. Subiéndose las túnicas para taparse la cara, Harry y Ron llamaron suavemente a la puerta. Lyra la abrió, con su cara magullada y Harry se preguntó que me había pasado. En su cara se reflejaba cansancio pero estaba tan linda cómo siempre.

—¿Hermione?

Se oyó el chirrido del cerrojo y salió Hermione, con la cara sudorosa y una mirada inquieta. Tras ella se oía el gluglu de la poción que hervía, espesa como
melaza. Sobre la taza del retrete había tres vasos de cristal ya preparados.
Harry sacó el pelo de Goyle.

—Bien. Y yo he cogido estas túnicas de la lavandería —dijo Hermione, enseñándoles una pequeña bolsa—. Necesitaréis tallas mayores cuando os hayáis convertido en Crabbe y Goyle.

Los cuatromiraron el caldero. Vista de cerca, la poción parecía barro espeso y oscuro que borboteaba lentamente.

—Estoy segura de que lo he hecho todo bien —dijo Hermione, releyendo
nerviosamente la manchada página de Moste Potente Potions—. Parece que
es tal como dice el libro... En cuanto la hayamos bebido, dispondremos de una
hora antes de volver a convertirnos en nosotros mismos.

—¿Qué se hace ahora? —murmuró Ron.

—La separamos en los tres vasos y echamos los pelos.

Hermione sirvió en
cada vaso una cantidad considerable de poción. Luego, con mano temblorosa, trasladó el pelo de Millicent Bulstrode de la botella al primero de los vasos.

La poción emitió un potente silbido, como el de una olla a presión, y empezó a salir muchísima espuma. Al cabo de un segundo, se había vuelto de un amarillo asqueroso.

—Aggg..., esencia de Millicent Bulstrode —dijo Ron, mirándolo con aversión—. Apuesto a que tiene un sabor repugnante.

—Imagina tú que yo comparto habitación con ella—Masculló Lyra

—Echad los vuestros, venga —les dijo Hermione.

Harry metió el pelo de Goyle en el vaso del medio, y Ron, el pelo de Crabbe en el último. Una y otra poción silbaron y echaron espuma, la de Goyle se volvió del color caqui de los mocos, y la de Crabbe, de un marrón oscuro y turbio.

—Esperad —dijo Harry, cuando Ron y Hermione cogieron sus vasos—. Será mejor que no los bebamos aquí juntos los tres: al convertirnos en Crabbe
y Goyle ya no estaremos delgados. Y Millicent Bulstrode tampoco es una
sílfide.

—Bien pensado —dijo Ron, abriendo la puerta—. Vayamos a retretes
separados.

Con mucho cuidado para no derramar una gota de poción multijugos, Harry
pasó al del medio.

—¿Listos? —preguntó.

—Listos —le contestaron las voces de Ron y Hermione.

—A la una, a las dos, a las tres...

Tapándose la nariz, Harry se bebió la poción en dos grandes tragos. Sabía
a col muy cocida.

......

Harry abrió su puerta y se acercó al espejo quebrado. Goyle le devolvió la mirada con ojos apagados y hundidos en las cuencas.

Harry se rascó una
oreja, tal como hacía Goyle.
Se abrió la puerta de Ron. Se miraron. Salvo por estar pálido y asustado,

Ron era idéntico a Crabbe en todo, desde el pelo cortado con tazón hasta los largos brazos de gorila.

—Es increíble —dijo Ron, acercándose al espejo y pinchando con el dedo
la nariz chata de Crabbe—. Increíble.

—Mejor que nos vayamos —dijo Harry, aflojándose el reloj que oprimía la
gruesa muñeca de Goyle—. Aún tenemos que averiguar dónde se encuentra la
sala común de Slytherin. Espero que demos con alguien a quien podamos
seguir hasta allí.
Ron dijo, contemplando a Harry:

—No sabes lo raro que se me hace ver a Goyle pensando.

Golpeó en la puerta de Hermione.

—Vamos, tenemos que irnos...

Una voz aguda le contestó:

—Me... me temo que no voy a poder ir. Id vosotros sin mí.

—Hermione, ya sabemos que Millicent Bulstrode es fea, nadie va a saber que eres tú.

—No, de verdad... no puedo ir. Daos prisa vosotros, no perdáis tiempo.

Harry miró a Ron, desconcertado. Lyra entró en el retrete pero nadie pudo ver lo que había dentro. Cuándo ya estuvo, chilló con terror.

—Pareces Goyle —dijo Ron—. Siempre pone esta cara cuando un profesor pregunta.

—Hermione, ¿estás bien? —preguntó Harry a través de la puerta.

—Sí, estoy bien... Marchaos.

Harry miró el reloj. Ya habían transcurrido cinco de sus preciosos sesenta
minutos.

—Espera aquí hasta que volvamos, ¿vale? —dijo él.
Harry y Ron abrieron con cuidado la puerta de los lavabos, comprobaron
que no había nadie a la vista y salieron.

—No muevas así los brazos —susurró Harry a Ron.

—¿Eh?

—Crabbe los mantiene rígidos...

—¿Así?

—Sí, mucho mejor.

Bajaron por la escalera de mármol. Lo que necesitaban en aquel momento era a alguien de Slytherin a quien pudieran seguir hasta la sala común, pero no había nadie por allí.

¡Familia, hoy narra Harry! Falta poco y terminamos con el primer acto. Pensar que esto lo empecé a escribir  a las diez de ma noche y ahora son las 3:39 AM y ya falta poquísimo. ¿Cuándo publicaré esto? Posiblemente ahora. Me voy a dormir, bay

LYRA BLACK, pjo & hpNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ