Me ofrecen una misión

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(Percy Jackson)

A la mañana siguiente, Quirón me trasladó a la cabaña 3.

No tenía que compartirla con nadie. Gozaba de espacio de sobra para todas mis cosas: el cuerno de Minotauro, un juego de ropa limpia y una bolsa de aseo.

Podía sentarme a mi propia mesa, escoger mis actividades, gritar «luces fuera» cuando me apeteciera y no escuchar a nadie más.


Pero me sentía totalmente deprimido.

Justo cuando empezaba a sentirme aceptado, a sentir que tenía un hogar en la


cabaña 11 y que podía ser un niño normal -o tan normal como se pueda cuando


eres mestizo-, me separaban como si tuviera una enfermedad rara.

Nadie mencionaba el perro
del infierno, pero tenía la impresión de que todos


lo comentaban a mis espaldas. El ataque había asustado a todo el mundo.


Enviaba dos mensajes: uno, que era hijo del dios del mar; y dos, los monstruos


no iban a detenerse ante nada para matarme. Incluso podían invadir el


campamento que siempre se había considerado seguro.

Los demás campistas se apartaban de mí todo lo posible. Después de lo que


les había hecho a los de Ares en el bosque, la cabaña 11 se ponía nerviosa conmigo, así que mis lecciones con Luke ahora eran particulares. Me presionaba más que nunca, y no temía magullarme en el proceso.

-Vas a necesitar todo el entrenamiento posible -me dijo, mientras practicábamos con espadas y antorchas ardiendo-. Vamos a probar otra vez ese golpe para descabezar la víbora. Repítelo cincuenta veces.

Annabeth seguía enseñándome griego por las mañanas, pero parecía


distraída. Cada vez que yo decía algo, me reñía, como si acabara de darle una bofetada. Después de las lecciones se marchaba murmurando para sí: «Misión...¿Poseidón...? Menuda desgracia... Tengo que planear algo...»

Incluso Clarisse mantenía las distancias, aunque sus miradas cargadas de


veneno dejaban claro que quería matarme por haberle roto la lanza mágica.

Deseé que me gritara, me diera un puñetazo o algo así. Prefería meterme en


peleas todos los días a que me ignoraran. Sabía que alguien en el campamento me tenía manía, porque una noche entré en mi cabaña y encontré un periódico que habían dejado en la puerta, un ejemplar del New York Daily News, abierto por la página dedicada a la ciudad.


Casi me llevó una hora leer el artículo, porque cuanto más me enfadaba, más flotaban las palabras por la página.

UN CHICO Y SU MADRE SIGUEN DESAPARECIDOS


TRAS EXTRAÑO ACCIDENTE DE COCHE.


POR EILEEN SMYTHE


Sally Jackson y su hijo Percy llevan una semana en paradero desconocido


tras su misteriosa desaparición. El Cámaro del 78 de la familia fue descubierto


el pasado sábado en una carretera al norte de Long Island, calcinado, con el


techo arrancado y el eje delantero roto. El coche había dado una vuelta de


campana y patinado varios metros antes de explotar.

LYRA BLACK, pjo & hpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora