19.

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Me desplomé junto a Nat en mi cama, en la habitación que era mía en casa de mamá. Tomé el bote de helado que descansaba en la mesa de noche e instantáneamente agarré la cuchara y saqué una gran bola de helado para luego metérmela a la boca. Nat estaba concentrada en la película, estábamos viendo Psicosis ―elección mía, claro―.

Mamá se había ofrecido a cuidar a Sunshine mientras nosotras teníamos una noche de chicas. Parecía estar muy entusiasmada al respecto, creo que envidiaba sanamente a Natalia por ser la madre de la criaturita.

―Mira eso, el cuchillo ni siquiera la toca ―argumentó Natalia apuntando a la pantalla donde Norman Bates apuñalaba a Marion Crane en la ducha.

―Era 1960, Nat, para hacer una escena más realista hubiera tenido que destriparla en serio. Además, no es gore, es suspense.

―No sé, nunca he sido muy fan de Hitchcock.

―Mi favorita es Los pájaros ―le dije―. Aunque no es que sea una fanática, pero admiro mucho su trabajo.

―Sí, el tipo era un genio.

Ambas reímos.

Nos quedamos por un rato más, sólo contemplando la película, y cuando terminó, ella se giró hacia mí entornando sus ojos hacia los míos.

―¿Qué pasó con Carter allá fuera? ―me preguntó.

Sabía que ella y mamá habían estado espiándome. Las había visto correr cuando me giré para volver a casa, pero ya que no habían dicho nada, pensé que tampoco tenían que decir nada. Ahora estaba atrapada. Gruñí exasperada.

―De acuerdo. Yo... ―Hice una pausa, meditando el momento en que él se fue en su motocicleta luciendo realmente dolido―. Le dije que no éramos nada.

Ella me miró confundida.

―¿Y se molestó por eso?

―Yo supongo. Le propuse acabar con lo que sea estuviéramos haciendo, y él... pues, él estuvo de acuerdo. ―Me encogí de hombros―. Y ahora estoy preocupada, porque sé que es capaz de lo que sea.

Nat me miró comprensiva y se acercó para pasar su brazo sobre mis hombros.

―¿Por qué no lo llamas? ―preguntó.

Recordé inmediatamente que había apuntado su teléfono hace dos días. No podía llamarlo, parecería que me importa, y que soy vulnerable. Y ciertamente así era, estaba realmente preocupada, tenía miedo de que se estrellara en su estúpida Harley.

―No. ―Me resigné a sólo asumir que estaría bien, que su integridad física permanecería tan fuerte como siempre.

―Está bien.

Se escuchó el llanto de Sushine por todo el lugar. Nat suspiró.

―Iré a ver que necesita mi pequeña. ―Se giró a verme de nuevo―. Te ves cansada, deberías dormir ―expresó ella en un tono maternal, lo que me hizo pensar en cuanta suerte tenía Sunshine.

Natalia se retiró, no sin antes apagar el televisor. Me quedé a oscuras allí, pensando en lo cruel que había sido en decirle a Carter que no éramos nada, porque siendo sincera, yo deseaba ser algo más de él, ser su novia, ser la chica del psicópata... pero no sería correcto. Por muchas razones no lo sería. Aunque él lo prometiera, no me sentiría bien con ello.

Así que solo cerré mis ojos y me hundí en las almohadas, evitando pensar una vez más en la sonrisa de él, pero sabiendo que jamás me permitiría olvidarla.

8:04 AM: Sunshine, Honey

Cuando desperté a la mañana siguiente, Nat estaba a mí lado. Varias veces la había escuchado levantarse para atender a Sunshine en medio de la noche, por lo que supuse que estaría realmente cansada.

TEDDY (vol. I, II y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora