O.O1

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Ya no lo soportaba, las lágrimas bajaban como cascada por su rostro, sus ojos estaban rojos y su nariz estaba picosa.


No quería estar en ese lugar, veía como todos sus familiares rodeaban el ataúd café donde reposaba el cuerpo sin vida de su hermana. Los más pequeños le tiraban flores blancas, mientras que los adultos solo mantenían la mirada hacía abajo, rezando y pidiendo que el alma de la chica fuera a un mejor lugar.

En frente a esa caja de madera estaban tres almas adoloridas, más que las demás, pues dos de ellas eran las personas que habían dado la vida a esa hermosa chica, la habían cuidado y amado, hasta su final. Del otro lado, estaba la hermana menor, la que siempre se refugiaba en ella, la que le contaba sus problemas esperando a que su hermana se los resuelva: una chica insegura, introvertida y sin amigos. Todo lo contrario a su ahora difunta hermana.

Detrás de ellos, tímidos a las miradas desconocidas, siete chicos apenados miraban desde lejos. Deseaban estar ahí frente a su amiga, pero el rechazo y las malas miradas le eran rivales.

— ¿Ahora qué vamos a hacer? — Jay parecía ser al que menos le había dolido la noticia del suicidio de su mejor amiga, pero por dentro se culpaba por no poder entender lo que pasaba.

No podría saber que era lo que ocurría al momento en el que Soodam le sonreía.

— Supongo que esperar. — Heeseung habló con relajado, mantenía sus manos dentro de sus bolsillos evitando que los demás vean sus dedos llenos de sangre seca por la ansiedad. — Toda su familia no se irá en un buen rato, debemos de esperar a que se vayan para poder estar un rato con Soodam.

Todos se quedaron en silencio, de pie esperando a que la familia se fuera y ellos pudieran despedirse correctamente de su mejor amiga.

Yewoo no era muy amistosa, de hecho ella misma se había desecho de sus propios amigos, pues su inseguridad siempre la atacaba, pensaba que en algún momento cansaría a todos y no le hablarían, así que, para evitar el dolor ella se deshacía antes de...

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Yewoo no era muy amistosa, de hecho ella misma se había desecho de sus propios amigos, pues su inseguridad siempre la atacaba, pensaba que en algún momento cansaría a todos y no le hablarían, así que, para evitar el dolor ella se deshacía antes de las personas.

Pero Soodam, era alguien que diferente.

A parte de ser su hermana, era una verdadera amiga, una en que confiar, una amiga fiel. Yewoo le contaba sus problemas: ¿Qué tenía que hacer si un chico le pedía su número telefónico?¿Sus amigos realmente la quieren? Preocupaciones tontas de la adolescencia. Ella se sentía bien con su hermana mayor, tanto que, nunca se dió cuenta de todo lo que ocurría en su interior.

Soodam era extrovertida, divertida, y amigable, tanto que a veces llegaba a confundir a los chicos, los cuales los trataba de alejar o simplemente los ignoraba, pero desde que esos siete chicos se volvieron sus amigos, Soodam volvía a ser la misma de antes. Claro, no contaban con que ella ya estaba en la mira de todas esas bravuconas del instituto, las cuales le hacían la vida imposible a su hermana cada vez que podían. Soodam recibía los golpes, pero al llegar a casa se veía perfecta y con una sonrisa. No quería preocupar a nadie, y mientras así, una especie de depresión comenzó a llenarla silenciosamente.

Actuaba como siempre, frente a sus padres, sus amigos, frente a su hermana; pero nadie quitaba el dolor que sentía en su corazón cada media noche, y no encontraba como calmarlo.

Hasta que se tiró de ese edificio, pero el dolor no se esfumó, solamente se expandió hasta carcomerla entera.

Hasta que se tiró de ese edificio, pero el dolor no se esfumó, solamente se expandió hasta carcomerla entera

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Ya todos se habían ido, solo quedaban los padres de Yewoo junto a su hija. Mientras que los mayores fueron a terminar con los papeles de la funeraria, la chica de flequillo recto observaba silenciosamente la tumba de su hermana.

— Soodam, no han pasado más de cuarenta y ocho horas desde que no estás junto a mí, pero ya te extraño. — vió la foto enmarcada que ella misma había tomado en un día de campamento. Los ojos de su hermana brillaban, y su sonrisa era la más honesta que había visto en su corta vida. — ¿Quién me va a responder mis cuestiones tontas? ¿A quién molestaré en más tardes? ¿Quién me hará el chocolate caliente, ah? ¡No hay nadie mejor que tú para prepararlo! Así que, vuelve y házme uno, ¿está bien eso?

— No le puedes pedir a un muerto que reviva. — la voz de una persona se escuchó detrás de ella. Yewoo la reconoció perfectamente, y nunca quiso voltear a verles, pero sentía que era algo que tenía que hacer pues estaba frente a su hermana, e ignorar a sus amigos sería una falta de respeto.

— Cállate. — Yewoo se mordió el labio intentando no insultar a Ni-ki, el chico enamorado de su hermana desde que tenían trece. Dió una pequeña mirada a todos y negó con la cabeza. — No es bueno que estén aquí. Papá cree que ustedes obligaron a Soodam a tirarse del edificio, es algo tonto porque, ustedes estaban en la escuela cuando pasó, pero no importa. — ella suspiró clavando su mirada en Sunoo, con el que se llevaba mejor dentro de ese grupo. — Sunoo, sabes que no pediría nunca estas cosas, pero antes de que-

— Sólo quiero despedirme, ¿Acaso no puedo hacer eso? — Ni-ki atacaba sin respeto. Yewoo resopló ya cansada, entonces miró por un segundo la foto de su hermana y volteó a verla.

— Soodam, vendré cada fin de semana a verte, ¿Está bien? No me importa si estoy deprimida, o triste, pero siempre vendré. — le dió una sonrisa, la cuál se deshizo cuando vió el cuerpo de los chicos acercándose a ella. Entonces se levantó y se fué sin ver hacía atrás.

No quería tener problemas raros con esos siete chicos.

only you ↺ n. ni-ki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora