━ Aunque la pequeña e introvertida niña este sufriendo, de su boca no saldría ninguna palabra, porque está herida.
Dónde después de una dolorosa muerte la vida de Seo Yewoo cambia para mal, y trata de encargarse de todos los problemas que su her...
— Y Beomgyu, ¿Dónde está ahora? — Ni-ki habló, de nuevo, acariciando levemente los hombros de la pelinegra la cual se encontraba algo nerviosa.
— No lo sé... Supongo que con sus amigos. — dijo por lo bajo. — Después de eso, en el almuerzo fui a la cafetería y los ví. Estaban riendo y se veían bien, o sea, felices. Pero ví el asiento vacío a tu lado y me dí cuenta que ahí se sentaba Soodam. Si yo iba con ustedes y me sentaba ahí, tal vez se sentirían enojados conmigo. Soodam fue su amiga primero.
El gran suspiro que Nishimura soltó hizo que Yewoo bajara la mirada. Estaba esperando la queja, pero al contrario, Ni-ki se mostró calmado.
— Tu misma dijiste que tú intención no era sustituir a tu hermana, o bueno, algo así, ¿Cierto? — Asintió con una mueca. — Ya está, Yewoo. No nos importa que te sientes en esa silla, es estúpido. Es... Una silla normal.
— ¿Y sí los demás se enojan? — alzó su mirada, conectandola con él. Su corazón comenzó a palpitar con rapidez y su cara comenzó a arder. Se estaba sonrojando.
— No pasará nada. — Ni-ki lo notó, por supuesto. De igual forma, su cara comenzaba a ponerse roja. Así que eso significaba, salir ya o no sabría que pasaría. — Te puedes sentar con nosotros, incluso con Daehyun. Solamente no estés sola. ¿A Soodam no le gustaría eso, verdad?
Yewoo sonrió un poco: — Tienes razón.
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A la salida de clases, Yewoo caminaba hacía la calle con seis chicos detrás de ella.
— ¿Y Ni-ki? — escuchó a Sunghoon preguntar por el menor de todos ellos, hubo una pequeña bulla, pero pudo escuchar levemente lo que Sunoo le respondió.
— Dijo que tenía algo que hacer. — Entonces Yewoo paró de caminar haciendo que Jungwon, el cuál iba detrás de ella, se chocara con su mochila.
— ¿Qué ocurre?
Las rosas. Yewoo no tenía las rosas en las manos, ni tampoco en su mochila. Las había olvidado si quería llevarlas al cementerio. Ella se dió la vuelta observando los rostros de los demás chicos, los cuales la miraban raro, pero ella sólo negó con la cabeza.
— Tengo que volver a mi salón, se en olvidó algo. — Avisó pasando entre los cuerpo de Sunoo y Jake. Corrió un poco aún con los seis pares de miradas en su espalda y paró su andar. — Si quieren pueden irse. Yo... tengo algo que hacer.
No esperó repuesta y comenzó a andar hacía la escuela de nuevo.
Al entrar todo estaba en silencio, excepto por las personas limpiando, claro. Corrió por todos los pasillos hasta su aula y recorrió todo el lugar hasta toparse con su pupitre, pero en el ya no había nada.
Caminó unos cuantos pasos y revisó todo perfectamente. Las flores no estaban ahí. ¿Y si Beomgyu las tomó de nuevo? Salió directo a la calle mientras se rascaba la cabeza, pensando.
