O.18

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— ¿Dónde vamos? — preguntó ella al sentir como el rubio jalaba de su brazo hasta la salida del cine. La película había terminado, después de varios ruegos de la pelinegra para terminar de verla y Ni-ki aceptó, así que cuando terminó fueron los primeros en salir corriendo.

Él estaba emocionado, lo tenía que aceptar. Una especie de adrenalina había recorrido su cuerpo al estar junto a Yewoo, la cual no tardó en contagiar a la chica. La pelinegra estaba igual de emocionada por pasar el resto de la tarde con el japonés. Sería la primera vez y esperaba que no la última. 

— Vamos a las maquinitas. — contestó con una sonrisa al entrar al local. Pidieron fichas y él las pagó con el poco dinero que le quedaba, algo que Yewoo logró observar, así que mentalmente se dijo que ella terminaría de pagar todo lo que querían en la tarde.

Jugaron al rededor de una hora, Yewoo no era tan buena para jugar, pero las veces que ganaba, ella saltaba de felicidad y sonreía como nunca, Ni-ki la había observado en silencio, con una sonrisa y ojos brillosos. Era tan linda verla, le calmaba como no tenía idea. Ni-ki podría pasar todo el día observándola y nunca se cansaría. El japonés fue el que reinó en los juegos, siempre ganando, en algunas ocasiones se burlaba de Yewoo, pero sin dejar que ella se sintiera mal.

En pocas palabras, la estaban pasando bien. Los dos estaban felices y eran felices con el sólo ver sonreír al otro.

— ¿Quieres cenar? — preguntó ella al escuchar un sonido raro del estómago del chico. — ¿Comiste algo antes de ir al cine? — Ni-ki negó como un niño regañado, ella bufó y fue turno de jalarlo hasta el primer puesto que vieron. — Eres un tonto, debes de comer a tus horas.

— Pff, habló la que se desmayó por saltarse comidas. — bromeó un poco, como usualmente lo hacía. La pelinegra rodó los ojos y pidió dos hot dogs. Ni-ki, al ver que ella iba a pagar, abrió sus ojos alterado. No, no la dejaría. — ¡Oye! ¿Qué haces?

— Pagar lo que pedí. — respondió, obvia.

— Sí, lo sé, pero deja que pague yo... — rebuscó en sus bolsillos algo de dinero, pero al no encontrar, buscó en su mochila, pero: no tenía más dinero. Bufó, molesto. Y Yewoo, la cual le miraba con una pequeña sonrisa, alzó sus hombros. — Bueno, no tengo dinero.

— Ya lo sabía, tonto. — terminó de pagar y le extendió su comida al rubio. — Come, sé que te mueres de hambre.

Me muero, pero por ti. Pensó, pero de inmediato arrugó su rostro, iugh, era muy cursi.

Caminaron por el parque, uno al lado del otro. Ya había anochecido, había un poco de aire frío, algo que el clima no había dicho en la mañana. Yewoo frunció sus labios al sentir como el viento acariciaba su piel, haciéndola temblar. Tenía frío, su uniforme de verano no era ayuda. Pero lo ignoró, disfrutando de su cena, la cual le ayudaba a reconfortarse ya que estaba calentito en sus manos.

— ¿Tienes frío? — Ni-ki se había dado cuenta de aquello, pues no le quitaba la mirada de encima. Le cuidaba para evitar que se cayera o le pasara algo. Él ya se había comido su hot dog, delicioso por cierto. Yewoo se sonrojó ligeramente al ser atrapada, entonces asintió sin decir nada, sólo moviendo su cabeza haciendo que su flequillo bailara en el aire. — Eh... B-bueno, supongo que si hago e-esto ya ni tendrás...

Alzó su brazo y lo pasó encima de los delgados hombros, atrayendola un poco a su pecho. Yewoo ahogó un jadeó de sorpresa, no se lo había esperando y más viendo los dudosos movimientos de Ni-ki, el cual dudaba si era buena idea abrazarla de esa manera tan íntima.

— ¿Está bien así? — preguntó con algo de temor a la respuesta negativa que le podría dar la pelinegra. Yewoo asintió un poco sintiendo el calor del cuerpo del rubio, tanto que se quiso acercar un poco más a su cuerpo. — S-Si quieres puedes pasar tus manos por... Ah.

Fue interrumpido por los brazos de la pelinegra rodeando su cintura, de igual forma apretándose a ella. Ni-ki sonrió alzando su cabeza hacia el cielo, para que nadie viera la rojez que se extendía en su rostro.

Los dos estaban hechos unos tomates. Y caminaron así hacía el hogar de la pelinegra.

 Y caminaron así hacía el hogar de la pelinegra

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A mitad del camino comenzó a llover. Algo que asustó a los dos adolescentes, y ocasionó que tuvieran que correr lo más rápido que sus piernas les dejaran hacía casa de Yewoo.

Sin soltarse de las manos, por alguna extraña razón.

El quedar frente a el edificio, Ni-ki paró recargandose en sus rodillas, buscando aire, algo que Yewoo no hizo ya que estaba más que acostumbrada a correr rápido. La pelinegra le observó sin moverse de ahí, sintiendo las gotas de la lluvia caer en su cuerpo, seguramente se enfermaría pronto, pero lo haría sabiendo que vivió uno de los mejores momentos de su vida. Cuando el rubio se compuso, alzó la mirada a el cuerpo de la chica.

— ¿Por qué no entraste a tu casa? — la preocupación salía de su garganta, rápidamente se acercó y abrazó el cuerpo de Yewoo y formó una barrera para que no cayera más agua de lluvia en ella, sino en él.

— ¿Q-Qué haces? — preguntó nerviosa, su voz resonaba como vibraciones en el pecho del japonés, ya que Yewoo había escondido su cabeza en su pecho. — Te estás mojando.

— S-Supongo que te protejo de que no te mojes más de lo que estás. — dijo con la respiración agitada. — Tienes que entrenar.

— Te vas a enfermar tú, tonto. — obvió ella, igual de preocupada. — No puedes faltar a clases. — Ahora fue su turno, Yewoo se deshizo del agarre del rubio en su cuerpo y lo abrazó, haciendo que el rostro de Ni-ki quedará al lado de su cuello, encima de su hombro derecho. — Así está bien.

Se quedaron en silencio, cada uno cayendo en cuenta de la escena que estaban haciendo. Fue tierno y dulce, que ambos se hayan dado cuenta que se importan. Entonces una ganas de dejarle en visto a Yewoo que tanto le importaba nacieron en el rubio. El cual sacó su cabeza del cómodo lugar en el que estaba y aún sintiendo las gotas de lluvia resbalar por su rostro, lo hizo.

Lentamente, el rostro de Ni-ki se fue acercando al de la pelinegra. Ella cerró sus ojos aceptando lo que seguía, y cuando sintió la ligera presión de labios por parte del rubio, se dejó ir.

Comenzaron a mover sus labios, lentamente, compartiendo el cariño que ambos sentían en ese momento.

El primer beso de Yewoo.

Y el de Ni-ki.

/ Sonríe como tonta y deja el capítulo caer

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/ Sonríe como tonta y deja el capítulo caer.

only you ↺ n. ni-ki.Where stories live. Discover now