only you ↺ n. ni-ki.

niki's version

Aún puedo recordar la primera vez que conocí a Soodam, aunque fuera muy pequeño.

Al principio, al correr por el parque mis ojos se toparon con una bebé con flequillo, la cual se estaba comiendo la arena dónde seguramente vários pájaros habían defecado. Sentí asco. ¿Lo mejor? La niña me vió y de inmediato se fue corriendo hasta esconderse detrás de otra más grande. Soodam a su edad era muy extrovertida, inmediatamente al sus ojos topar con los míos, no le importó jugar con un niño al cual le llevaba cuatro años menos.

Nos hicimos amigos, nuestros padres igual ya que yo prácticamente vivía en la casa de la familia Seo. No me separaba de Soodam en ese entonces, tampoco su pequeña hermana, la cual aparentemente tenía mi edad. Entonces caí en cuenta que la bebé de flequillo era su hermana, Yewoo.

Ella siempre fue silenciosa, temía de todo y de todos, eso sí no estaba con su hermana mayor. Seo Soodam era como la luz que iluminaba el camino de la pequeña niña. Si Yewoo le temia a bajar de un tobogán, Soodam se bajaba con ella; si Yewoo tenía miedo de un columpio, Soodam la cargaba en sus delgados brazos y se subían a uno juntas. Yo también quería esa atención de parte de Soodam.

Desde ahí puedo decir que Yewoo no me comenzó a agradar. Fue infantil, obviamente, porque yo quería la atención que Soodam le daba a Yewoo siendo su hermana menor, y yo no era nada. Sólo un amigo.

Lentamente, con el paso del tiempo, su hermana pequeña se fue alejando mientras yo permanecía en su casa. Fue de mi total agrado, obviamente, ella no estaba ahí para quitarme la atención que quería.

Con el paso del tiempo fuí tomándole cariño a Soodam. Era un sol, ella me presentó a Heeseung y así fui adquiriendo amigos que no eran sólo ella. Supongo que pasaron varios años, años los cuales Soodam me vió crecer y me ayudaba en todas las dudas que tenía conforme yo crecía. En un momento dado de los cortos catorce años, me dí cuenta que el cariño que sentía era algo más fuerte. No era normal pensar siempre en una chica así, tampoco era normal que mi rostro adquiriera un color rojo cada vez que Soodam se acercaba mucho a mi o me ayudaba en alguna cosa tonta.

Ella me gustaba, o tal vez, le tenía mucho pero mucho cariño.

— Me gustas. — Recuerdo haberme confesado en el mismo parque donde nos conocimos, fue en la fiesta de cumpleaños de Yewoo, mis amigos y yo tuvimos que ir ya que nadie de las personas que la pequeña cumpleañera había invitado fue. Soodam estaba muy pendiente de su hermana y me fue muy difícil buscarla para poder confesarme en privado.

Fuí testigo de como sus ojos se posaban en mí, a sus dieciocho años un niño de catorce le confesaba sus sentimientos. Me sonrojé y me retracte rápidamente, pero era algo tarde ya.

— Ni-ki... — pude ver lamento en sus ojos, me quería rechazar pero no buscaba como. — Es muy lindo y valiente lo de confesarte, pero lamentablemente no puedo corresponderte. — Mi corazón dolió un poco, ella lo supo de inmediato. Era una de las tantas cosas que me gustaron de Soodam; podía leer rápidamente los sentimientos de otras personas y ponerse en sus zapatos. — Sé que duele mucho, pero mira, eres pequeño aún y tienes muchas niñas que te pueden gustar más adelante. No sólo te cierres a mi, verás que más adelante habrá una chica que te correspondera o incluso tú serás el que la rechace.

— Pero, sólo me gustas tú. Sólo tú. Nadie más. — Una lágrima bajó por mi mejilla. — N-No quiero que todo se ponga incómodo... Te quiero...

Soodam sonrió, acariciendome el cabello: — El que se encargará de que el ambiente no sea incómodo serás tú. Por mi todo está bien. Comprendo si quieres alejarte de mi o que no me quieras hablar, pero espero que no sea para siempre, ¿Sí? No quiero perder a un buen amigo.