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Segundo libro: El Príncipe es embajador.

Capítulo 6.


Desde que Feng Ming aprendió sobre el carácter sospechoso de Lie Er y la posibilidad de que pudiera ser un espía, no se atrevió a abrir la boca tan a la ligera. Dentro de su carruaje vaciló antes de hablar y finalmente, la conversación entre los dos fue completamente seca. Lie Er sentía naturalmente la transformación en la actitud de su Maestro, pero trató el tema con indiferencia. En cambio, el sirviente siguió sus funciones junto a Chiu Lan, ayudando al príncipe con el cambio de ropa, el baño y las comidas.

En los próximos días Feng Ming observó de cerca al joven. El príncipe no podía detectar cualquier anomalía en el comportamiento de Lie Er. Realizar un seguimiento del niño se convirtió poco a poco en algo innecesario, por lo que no pasó mucho tiempo hasta que Feng Ming abandonó el deber molesto. Feng Ming era muy consciente de que los espías proliferan en todos los países y el asunto no merecía tal cantidad de esfuerzo.

Por otra parte, el Oficial Xia había hablado previamente sobre el asunto, que la probabilidad de que Lie Er fuera un espía no implicaba ningún peligro inmediato. Con estos puntos en mente, el corazón del príncipe se puso a gusto y su propia fachada antisocial se relajó poco a poco.

El grupo estaba en su undécimo día de viaje en el territorio de Fan Jia, antes de que los hombres exhaustos por fin llegaran a su destino: la capital llamada Le Xi.

En contraste con el modesto y árido paisaje de invierno de Xi-Rei, alrededor de la capital y dentro del palacio, la ciudad de Le Xi estaba llena de vitalidad. Las calles estaban decoradas con colores vibrantes. Este efecto no se debía a ningún esplendor natural en nombre de la madre naturaleza, sino más bien al efecto de las mujeres que vagaban por las calles adornadas con colores brillantes y ropa extravagante.

Al pasar a través de las puertas principales de la Ciudad Feng Ming curiosamente levantó las cortinas de su carruaje y miró afuera comentando: —Los chicas aquí son tan hermosas. Su gusto por la ropa no es malo en absoluto y mucho mejor que en Xi-Rei.

—Príncipe, si Chiu Yue y su grupo pudieran oírte, sin duda, usted recibiría una reprimenda. —Lie Er miró por la ventana con desinterés y volvió su atención a sus libros.

Feng Ming le mostró la lengua.

Después de un momento, Lie Er sin prisas le informó, —De los once países, las mujeres más hermosas son de Fan Jia, y los hombres más guapos son de Xi-Rei. An Xun tuvo la suerte de casarse con una princesa de Fan Jía.

—Hey, ¿Cómo se enteró de An Xun? —Preguntó Feng Ming sospechosamente.

Lie Er no entró en pánico en absoluto por el cambio del tono del Príncipe, simplemente respondió: —Para un príncipe de Xi-Rei casarse en Fan Jia no es un asunto menor, incluso un esclavo como yo es consciente de este evento. —Los ojos del sirviente aún se centraron en su material de lectura.

El príncipe podía sentir ahora, el temperamento voluble de Lie Er. No había rastro de la pequeña oveja lamentable que encontró por primera vez. En su lugar se convirtió en un siervo sincero y contundente. Feng Ming pensó para sí mismo: El acto que usó en Yong Yi tenía como fin seducirme, sin embargo, parece haber renunciado.

Sonriendo para sí mismo, Feng Ming no pudo evitar admirar en secreto su voluntad contra la caída de esas trampas de miel.

No mucho después, el equipo llegó a las afueras del Palacio Imperial, sólo para ser detenido por las puertas principales que permanecían fuertemente cerradas.

Feng Yu Jiu Tian [ESPAÑOL]Where stories live. Discover now