040

773 80 12
                                    


Segundo libro: El príncipe es embajador.

Capítulo 17.


Cuando ellos se habían acercado al territorio de Yong Yin, la noticia de la muerte del Rey de Fan Jia debido a la enfermedad, les llegó.

Todo el mundo que estaba al tanto de la situación sólo podía admirar la increíble previsión del Oficial Xia.

Una vez que la Tercera Princesa fue informada, cayó en una profunda tristeza y lloró por su pérdida. Dentro de su carruaje sus lágrimas fluían sin parar. Su miseria extinguía su energía. En el carruaje del príncipe, Feng Ming intentó en numerosas ocasiones escapar de las garras de Rong Tian y después de mucha dificultad por fin salió a consolar a la princesa.

—Por favor, Tía Real, usted ha hecho un esfuerzo excesivo. El rey había estado enfermo durante un período muy largo de tiempo, esto... esto... —Las palabras se vieron atrapadas en la garganta de Feng Ming, resultaba difícil continuar el tema cuando la cara de la princesa estaba llena de lágrimas.

Feng Ming fue incapaz de darle ningún consejo. Con toda honestidad, su tiempo con el difunto rey era corto y el hombre no había dejado ninguna impresión real en él. En segundo lugar, era evidente para todos que la muerte del Rey fue repentina y digna de sospecha. Sin embargo, él y Tercera Princesa entendían que este momento no era el momento adecuado para abrir investigaciones.

Independientemente de lo que fuera, siempre hay conspiraciones y planes traicioneros se hacen y llevan adelante. Es una triste realidad de la naturaleza humana.

Feng Ming pasó mucho tiempo consolando a la mujer desconsolada. Mientras estaba sentado a su lado, él no podía dejar de pensar en su propia situación. ¿Qué pasaría si no tuviera a Rong Tian? ¿Cuántas veces habría sido devorado por sus enemigos?

Los pensamientos le dieron un presentimiento poco apetecible, lanzó un profundo suspiro.

Su tía seguía llorando en episodios de llanto suave, viendo que Feng Ming le había acompañado durante la peor parte ella finalmente decidió empacar sus emociones.

Ella se secó las lágrimas y finalmente rompió su silencio: —Padre ha partido y mis lágrimas son inútiles. Cuando pienso en mi ausencia al lado de mi padre cuando su vida expiró, me siento agobiada pienso que he fallado en mis deberes filiales. Haber nacido en la realeza tiene numerosos desafíos. Hay momentos en que uno será impotente. Estas lágrimas mías son insuficientes.

Ella dejó escapar un suspiro, cambiando de tema.

—¡Oh! Mi querido príncipe, debe cuidar de sí mismo. He oído en días pasados que tenía un resfriado y se limitó a su carro.

El rostro de Feng Ming se quemó, antes de inclinarse desviando la mirada, murmuró: —Sí, en efecto. An He deberá llevar suficiente ropa para evitar contraer un resfriado de nuevo.

Dentro el Príncipe maldijo al Rey Regente que era avaro, insaciable y, sobre todo, su vigor no conocía los límites.

Permaneció durante un corto tiempo para ofrecer más palabras de apoyo antes de que finalmente saliera del carruaje de la princesa.

Tan pronto como él hizo su salida, fue recibido por el general Tong y el Oficial Xia.

—En dos horas más vamos a cruzar las fronteras oficiales de Yong Yin. Una gran fiesta y entretenimiento se ha dispuesto para acoger la llegada del príncipe.

Feng Yu Jiu Tian [ESPAÑOL]On viuen les histories. Descobreix ara