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Primer libro: Regreso al Pasado.

Capítulo 8.



Desde entonces Wang Rong se convirtió en un invitado regular en el cuarto del príncipe. El Rey regente encontró que era más interesante pasar el tiempo con Feng Ming durante el día, que visitar al verdadero príncipe en las noches para torturarlo y humillarle.

Wang Rong enseñó a Feng Ming sobre el reino, las costumbres y los asuntos reales, sin embargo, mezcló la enseñanza con muchas otras actividades para su propia satisfacción, por supuesto, estas acciones eran falsas. Además, había un montón de besos. Un beso al encontrarse, uno al despedirse, uno al sentarse a la mesa, al iniciar una lección, al terminarla, antes de ir a dormir, etc.

La lengua de Feng Ming se había recuperado poco a poco. Su boca era más flexible, incluso ahora podía responder un poco a Rong Tian. Él sabía que los ''besos de etiqueta'' eran una gran mentira, pero simplemente decidió evitar enojar a Rong Tian y seguirle la corriente después de ese acontecimiento. No podía hacer otra cosa que ceder a él un poco. De todos modos, ambos eran hombres, por lo que no se podía decir que estaba sufriendo una gran pérdida.

Automáticamente Rong Tian no estaba satisfecho sólo con besos, pero recordó que la última vez Feng Ming casi había muerto, por lo que el Rey ahora era muy cuidadoso cuando se trataba de Feng Ming.

Ambos mantenían sus pensamientos en privado mientras fijaban su mente en la persona frente a ellos, lo que les permitió a sus cuerpos ser absolutamente compatibles.

—Si cada día es así, mi boca se hinchará de tantos besos que... —Feng Ming miraba agresivamente a Wang Rong, que permanecía junto a él. Sin embargo, acto seguido, suspiró profundamente.

El Rey escuchó el fuerte suspiro de Feng Ming, sin embargo, sin prestar atención, puso una pluma en manos del príncipe y le dijo: —No actúe así, usted no ha querido escribir desde hace varios días, hoy va a escribir.

Independiente de lo sucedido, Wang Ron estaba decidido a que Feng Ming tomara el lugar del príncipe, de ser así, debía al menos aprender a imitar la caligrafía del príncipe real. Sin embargo, Feng Ming se negó rotundamente a escribir.

Feng Ming miró extrañamente la pluma, con la cabeza dirigida hacia Wang Rong. Le dijo: —¿Qué tal esto? Voy a contarte una vieja historia, muy interesante, llamada Alibaba y...

Rong Tian no se preocupaba por sus discursos. Empujó el pincel hacia Feng Ming, metiendo la pluma en las manos del hombre, y con una fuerte mirada, le dio una advertencia.

Feng Ming miró el pincel y continuó con sus negociaciones, —A ver, por qué no escribes una palabra para mí. Por cada palabra que usted escriba y yo no, le daré un beso.

Pensó que su atractivo tal vez funcionaría, pero Rong Tian no era el mismo de siempre, estaba disgustado por la sugerencia de Feng Ming y le dirigió una mirada de reproche. Feng Ming observando la actitud de Rong Tian se dio por vencido y finalmente dijo: —¡Muy bien! voy a hacerlo.

Se detuvo un poco y luego dijo una vez más: —Una vez lo veas, no me avergonzaré de ello.

Muy elocuente marchó a la mesa, de una forma elegante, el sonido del crujir de la escritura comenzó. Escribió el texto con fluidez y luego arrojó la pluma, lo que implicaba que había terminado y el Rey regente podía echar un vistazo.

Wang Rong se preguntaba qué estaba pasando, verlo escribir era maravilloso, pero pensó también que era inusual. Empezó a caminar hacia la mesa.

Feng Yu Jiu Tian [ESPAÑOL]Where stories live. Discover now