19

4.1K 359 121
                                    

Ahora.

—Theo. —Mi intento de sonrisa se convierte en una suerte de mueca. 

La última vez que lo vi fue en nuestra ceremonia de graduación, en la escuela. Después del accidente —y sobre todo con la desaparición de Niall—, Theo se acercó mucho a mí en un esfuerzo por no pasar desapercibido en mi nueva miserable vida; siempre estaba preguntándome si ya me sentía mejor, ofreciéndome ayuda con las materias cuando recién me reintegraba a clases e incluso se aparecía por mi casa de vez en cuando, más aún en los días en que yo no asistía al colegio. Él se convirtió en una razón más para obligarme a mí misma a levantarme cada mañana a pesar de todo: No quería tenerlo en mi casa por la tarde preguntándome por qué me salté clases y llevándome sus apuntes del día. No quería nada de él. 

Aunque estoy segura de que su insistencia sólo podía traducirse como un genuino deseo de ayudarme, la verdad es que Theo me tenía harta. Mi esperanza de que Niall volviera siguió viva por mucho tiempo, y por más que Theo lo intentara, yo no podía olvidar todo lo que él me había hecho meses antes de eso, mucho menos verlo como alguien que podría seguir en mi vida.

—Qué sorpresa —suelto a continuación.

Aunque mi padre nota mi inquietud, y él luce incómodo también, nos deja a solas en la sala con una educada excusa. Yo invito a Theo al jardín, sin embargo. Necesito un poco de aire después de este revoltijo de sensaciones en mi interior. Y no sé si quiero a Theo Craig dentro de mi casa otra vez, para ser honesta.

—Dime, ¿cómo has estado? —me pregunta al sentarnos junto a la pequeña huerta de mi madre. 

—Bueno... —Suspiro—. Mi vida independiente resultó ser un fracaso y mi familia cree que estoy loca. 

—¿Por qué creerían eso? —pregunta él después de soltar un bufido. 

—Porque de cierta forma lo estoy —digo. No quiero entrar en detalles, estoy aburrida de repetir la misma historia una y otra vez. 

—¿Te has deprimido otra vez? —insiste, con una mirada auténtica de preocupación. 

—Algo así —murmuro avergonzada—. Es algo temporal, estoy segura. 

Él asiente y ambos nos quedamos en silencio. 

—¿Qué tal tú? —pregunto al pasar un rato—. ¿Tu vida? 

No sé por qué estoy asiento esto, para ser honesta.

—Bastante bien —responde un poco vacilante—. Gracias.

—¿A qué universidad fuiste, finalmente? Creo que nunca te lo pregunté.

—Hay muchas cosas que nunca me preguntaste —masculla después de pensárselo un poco y se ríe muy por lo bajo. 

—Lo siento.

—Está bien, lo entiendo. Estabas muy ocupada, preocupándote por... —Deja la frase en el aire. 

—Lo sé. 

—De cierto modo te entiendo —dice. Yo lo miro, esperando a que explique—. Probablemente te sentías del mismo modo que yo, pero por otra persona. Yo también estaba esperando a que volvieras, V. 

De pronto recuerdo todos los momentos más importantes que pasé con él, pero los malos recuerdos siempre están por encima del resto, de nuestros primeros meses juntos. 

—Ha pasado mucho tiempo, no creo que valga la pena volver a hablar de todo esto. 

—Tienes razón —acepta. Recojo una hoja seca y comienzo a deshacerla entre mis dedos. El viento corre lo suficientemente rápido para hacer que los trozos se me escapen de las manos de inmediato. 

Tienes una cita (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora