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Antes.

Despierto en la posición exacta en que me dormí anoche. Me tomó un buen rato conciliar el sueño, porque desde el apartamento de Niall todo se oye más fuerte —los autos al pasar, la música, las conversaciones de la calle—. Niall sigue durmiendo a mi lado. Por primera vez él es lo primero que veo al despertar y la sensación es exquisita, su respiración es pura calma y su rostro se ve serio, pero relajado. Me doy vuelta y me apoyo en él para seguir durmiendo.

Me siento afortunada.

Más tarde me despierto al sentir algo moviéndose a mi lado. Al abrir los ojos, encuentro a Niall muy concentrado, intentando salir de la cama sin despertarme ni moverme. Me quedo mirándolo divertida, hasta que se da cuenta.

—Me atrapaste.

Aún estoy muy dormida para articular palabras, por lo que solo me río despacio.

Siento que mis ojos se cierran solos.

—Voy a traer desayuno.

—¿Quieres que te ayude?

—No. Sigue durmiendo.

Una vez que se levanta y sale de la habitación, me estiro lo más que puedo y me froto los ojos por un buen rato. Vuelvo a quedarme dormida y despierto otra vez, solo unos minutos más tarde, y finalmente me obligo a salir de la cama.

En la cocina, me siento sobre el mesón mientras Niall prepara chocolatada y tostadas francesas. No sé si sea capaz de comer demasiado, considerando que, al olvidarlo casi a diario, mi estómago no está del todo acostumbrado a recibir comida desde tan temprano.

—Se ve delicioso —le digo cuando está poniendo todas las cosas sobre una bandeja.

—Lo hice yo, ¿qué esperas?

Me da un beso justo cuando suelto una risita y me hace bajar del mesón para ir a tomar desayuno a la cama.

—No sé si pueda con todo esto —admito.

—¿Qué comes normalmente al desayuno?

—Suelto olvidarlo, así que, nada.

—Vins, el desayuno es la comida más importante del día. Para tener un buen día necesitas energía, y esa energía proviene de tu desayuno.

—No es que no quiera desayunar, es mi cerebro que simplemente lo olvida.

—¿No lo pones en tu agenda cada día?

—Aún así...

Se ríe y niega con la cabeza.

—Voy a recordártelo yo mismo todos los días.

Tomo un sorbo de chocolatada. Está tan deliciosa que no puedo evitar el «mmm...» a continuación.

—Si este fuera mi desayuno de cada día, probablemente despertaría pensando en él.

Recorto con el tenedor un trozo de tostada y sucede algo muy similar en mi boca. Es tan dulce, que literalmente puedo sentir las glándulas salivando al fondo de mi boca. Al masticar, se siente como si el azucarado jarabe se estrujara en mi lengua. Es realmente un deleite.

—Mira —dice Niall de pronto. Se agacha para recoger del suelo los pantalones que usó anoche en la fiesta y saca del bolsillo la foto instantánea que Helen nos hizo. Ya lo había olvidado.

Recibo la foto y la observo. Niall sale guapísimo, aunque a esas alturas de la noche, ambos teníamos el maquillaje un poco corrido, pero aún se veía decente. Sin embargo, la imagen me hace sentir la misma incomodidad y preocupación que sentí por lo que me dijo Helen solo unos minutos antes de capturar esta fotografía.

Tienes una cita (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora