ϟ𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 4ϟ

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𝘗𝘰𝘴𝘦𝘴𝘪𝘷𝘰 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘭𝘢 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦

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Pensé que se le olvidaría por completo el jarrón que se callo accidentalmente anoche, estaba sentada en el tocador pintandome las uñas con un kit de barnices que estaba en uno de los cajones de tocador, tenía música en mi celular, un poco baja porque al señor León no le gustaba el alboroto parecía que todo estaba bien en mi habitación, cuando volteo al espejo para verme y justo el estaba parado en la puerta con los brazos cruzados mientras me miraba fijamente, debo admitir que me asuste, que me provocó más que un escalofrío, el era atractivo, me gustaba cuando usaba cadenas anchas, pantalones cuadrados, de alguna u otra manera me ecxitaba, esos tatuajes de sus brazos, le daban el toque, sus manos grandes me las imaginaba en mi cuello, yo ya lo conocía varias veces llegué a ir a su casa a eventos, su padre y mi padre eran, mejor dicho son mejores amigos y ahora que son consuegros están que estallan de la emoción, bueno en eso no estaba, como decia: no voy a negar, varias veces me toque pensando en el, pero fue a los ¿Diesiseis años? Talvez, actualmente yo tenía veinte años y el veintitantos años, me ganaba por tres o dos años no se, trague grueso al notar su presencia y al sentir todo lo que provocó en mi con tan solo su estúpida presencia.

-Charlotte.-
El hablo como siempre, seco, frío, cerrado, el se estaba acercando a la silla donde estaba.

-¿Si?-
Emití con un hilo de voz, suave.

-Tendre una salida mañana, no quiero ni hay necesidad de que te quedes, así que empaca.-
Dio la orden, para apoyar sus manos en el respaldo de la silla y quedar justo atrás de mi.

-Pero...mañana viene mi hermana, Jean yo estaré segura.-
Le asegure mientras lo veía por el reflejo del espejo.

-No Charlotte, se que estarás segura sin embargo se que eres capas de escapar y no sabes todo el peligro que corres, así que vas a ir.-
Hablo el en tono fuerte y preciso.

-No quiero.-
Me negué.

-¡Vas a ir Charlotte no te estoy preguntando si quieres o no!-
Exclamó el, a lo que se escuchó eco en toda la habitación.

-¡¿Pero no quiero Jean, tu no me vas a decir que hacer, no quiero obedecer como si fueras mi papá!?—
Solté en tono alto, parandome de golpe.

-¡Porque ahora yo soy como tú papá y me debes de obedecer y si no le hacías caso a el pues a mí sí!-
Gritó miéntras me acorralaba en la pared libre a lado del tocador.

-¡Mierda Charlotte Carley eres tan testaruda!-
Su acción me tomo por sorpresa, levantó mi brazo, lo pego a la pared y me puso de espaldas, juro por mi vida que tenía una erección, pude sentir su polla en mi culo, trague grueso al sentir esa  erección.

-¡Vas a empacar!-
Me volteo y está vez, puso las dos manos arriba de mi cabeza contra la pared, miéntras el estaba inclinado a mi, mientras hablaba sus ojos se iban a mis labios, sin embargo su dureza no desaparecía.

-¡Vas a poner tu estúpida ropa dentro de una maleta y mañana nos vamos!-

-No lo voy hacer -
Lo desafíe, si así de simple, así lo hice, Charlotte Carley desafiando su hermoso novio, no correción esposo.

-Me vale cuatro hectáreas de verga si no lo quieres hacer, porque tú vas a ir conmigo.-
Su mano se fue a mi cuello y lo rodeo, se saltó la vena su brazo y oh por todos los santos quería pegarle un gritó en la cara diciéndole:

¡¡FOLLAME!!

Cosa que no sucedió, yo sabía que el era dominante, que el era posesivo, que el era casi un pacto con el demonio, yo no lo amaba, el no me amaba, pero con que me deseará sería algo suficiente, para mí, para el, para nuestro contrato.

Su mano se deslizó a mi cintura, la dejo ahí por un momento y esos ojos cafés que quemaban cuando te veían, se posaron en los míos, sus labios rosan los míos, un escalofrío recorre mi cuerpo, mientras sus labios siguen jugando con los míos sin embargo, lo espero y jamás llega, busco sus labios desesperadamente, cuando los encuentro, mi objetivo es que me bese que esos labios se aposenten en los míos, sin mirar atrás, sin saber que su orgullo y el mío es demaciado alto, sin embargo cuando estamos a nada de besarnos el reacciona, da un paso para atrás, me observa y camina a la puerta.

-Te espero en media hora para comer.-
El sale, dejándome ahí reflexionando cada cosa que hizo, cada movimiento, esto no puede ser, van dos de trescientos sesenta y cinco días y ya pasó esto, que viene para mañana, que en realidad follemos.

⭐⭐⭐

Mientras esperaba a jean para comer, Melanie ponía la mesa, mientras tanto decidí preguntarle algunas cosas, no se, era curiosidad.

-Melanie ¿Sabes a dónde va el señor León mañana?-
Pregunté.

-Iran a londres.-
Fue todo lo que contestó, se quedó helada cuando vio a jean bajar de las escaleras, acomodo los cubiertos rápidamente y regreso a la cocina, jean se sentó frente a mi, no me preguntó cómo estaba, como me sentía no, nada, ni una palabra, se veía cuando le importaba a mi hermoso esposo, estaba jugando con el tenedor en la comida, no tenía hambre, jean me había quitado el apetito en todos los sentidos, solo tome el zumo de naranja, me encontraba en mi burbuja dónde solo era yo, después de todo si yo a él no le importaba, porque el a mí sí me debía importar.
Mi tía suele decir que soy una chica linda y sin corazon, talvez era verdad, porque fingía ser algo que no sentía con la persona indicada.

➵𝟑𝟔𝟓 𝐃𝐈𝐀𝐒 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐄𝐍𝐀𝐌𝐎𝐑𝐀𝐑𝐍𝐎𝐒 ➵ ʲᵉᵃⁿ ᶜᵃʳˡᵒ ||©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora