En la penumbra +21

Rebelión

Capítulo 24

Hace un año

Había terminado de entrenar, guardo el arco y las flechas junto a los cuchillos, últimamente me dedicaba más a entrenar si eso era posible.

— Ella está lista — escucho a mamá hablar

— No lo está y nunca lo estará, tiene veintiuno y no podría derrotar a un solo sujeto — dice mi padre — Es mejor opción desecharla.

— No la vas a matar, me niego a eso.

— Entonces la venderemos a los Marlak, les servirá alguien como ella.

Decido no seguir escuchando la conversación y entrar por la ventana, tomó mis armas junto a las sogas y las llevo al sótano en donde entreno por las mañanas.

— ¿Nos solicitaste? — preguntan mis padres al entrar

— Así es — saco las dos pistolas para apuntar a sus cabezas — Tomen asiento si no quieren que dispare.

— No vas a hacer eso — asegura mi padre

— Tienes razón sería muy aburrido terminar con esto rápido, pero si no tengo opción no veo razón por la cual no disparar.

Ambos toman asiento sin quitar su expresión de superioridad, cierro la puerta y los observo fijamente.

— ¿Puedes dejarte de tonterías y decir qué quieres?

Me acerco a mi padre clavando un cuchillo cerca de su rodilla haciendo que grite del dolor.

— Así están las cosas ahora yo pongo las reglas y ya sea toda tu charla sobre que tú sabes más pero no sabes ni una mierda — clavo otro cuchillo en su hombro — A mí no me van a vender como una prostituta.

— ¡Fanett! — grita mi madre haciendo que apunte la pistola a su cabeza

— ¿Creen qué es fácil deshacerse de mí? — esbozo una sonrisa — Soy su peor pesadilla, alguien que no va a pensar dos veces en matarlos porque para mí solo son un par de cucarachas.

Ambos están en silencio, atónitos y papá retorciéndose del dolor gracias a que presiono más el cuchillo de su pierna haciendo que se encaje más en su hueso.

— ¿Entendieron? — elevo la voz y ellos asienten — Pregunte si entendieron y ustedes no respondieron.

Tomo la mano de papá y corto uno de sus dedos haciendo que grite y llore, hago lo mismo con mamá haciendo que de un golpe a la mesa.

— Ya escucharon mamá y papá, el juego cambio, pueden irse y manden a alguien a limpiar este lugar su asquerosa sangre.

Era curioso como tenía que llamarlos mamá y papá, sería más fácil llamarlos por sus nombres Dakota y Bruno. Más que una vieja costumbre es mi manera de guardarles respeto por haberme entrenado ya que es lo único bueno que han hecho.

Limpio mis cuchillos y me doy una ducha para poder descansar plácidamente.

Esto era una maldita rebelión en contra de aquellos que quisieron pisotearme y pasar sobre mi como que no valiera nada.

Era Fanett, una asesina entrenada dispuesta a todo gracias a que no tiene nada que perder, no le temo a nada ni a la muerte incluso podría decir que me teme a mí.

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Me despierto temprano como era de costumbre y voy a desayunar en donde mi padre ya se encontraba leyendo el periódico, su mano estaba vendada pero no dejaba de hacer su rutina.