Somos nosotros

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Capítulo 42

Estoy acostumbrada a la tortura, pero no estaba preparada para lo que me traía estos meses, la desintoxicación ha sido una lenta y dolorosa tortura, no solamente para mí, también para Cass quien me ha cuidado todo este tiempo.

— Deberías comer — reniega Cassian al ver que no he tocado los waffles

— Cass... debemos de hablar...

— ¿Qué sucede?

— Me voy.

— ¿A dónde nos vamos? — esboza una sonrisa

— No Cass... yo me voy, tú te quedas aquí.

El rostro de Cassian cambia casi por completo ante mi respuesta, niega varias veces con la cabeza y se pone de pie lanzando la mesa al suelo.

— ¿Qué hice? — dice con lágrimas en los ojos

— No hiciste nada Cass, pero es hora de que me vaya y también llegó el momento de que tú sigas con tu vida, vas a tener una veterinaria, vas a casarte y tendrás hijos, vivirás en una casa en los suburbios y estarás en paz.

— ¿Y por qué te tienes qué ir, por qué no puede ser conmigo?

— Porque yo no quiero y no puedo tener esa vida — me acerco a él, pero retrocede — Somos un equipo Cass, nunca te dejaré solo, te lo prometo.

— No mientas Fanett, no hagas tal cosa como mentirme.

— No te miento — niego con la cabeza

— ¡Estás mintiendo! — eleva la voz
— Vete Fanett, nunca he obligado a nadie a quedarse y no lo haré contigo.

Cassian sale por la puerta trasera de la casa dejándome completamente sola, dolía, aunque no dejaría que él lo notara, lleve a Cass hasta donde era necesario para sobrevivir, pero ya no era necesario, no tenía porqué seguir sufriendo.

Entro a mi habitación y guardo mis cosas en una mochila, coloco los cuchillos en su lugar al igual que la pistola y las balas, salgo un momento al techo en donde se encuentra la piscina y le doy un último vistazo a todo.

¿Qué buscan todos en ésta vida, dinero, fama, fortuna o paz y tranquilidad? Yo ya tuve lo primero y no de una forma que muchos anhelarían, pero lo tuve, lo tengo.

Bajo al primer piso y tomo las llaves del auto, poco a poco observo como aquella casa se va desvaneciendo hasta que no logró ver ni rastro de ella, la música de Cassian sigue sonando en el auto y no hago ningún intento por apagarla, después de la desintoxicación todo había sido normal, una vida monótona y aburrida.

Merle y Nathan siempre estaban presentes al igual que Soren, aunque aún guardaba cierto rencor hacia él, un rencor que ni el tiempo podría borrar.

Estacionó el auto en el estacionamiento del aeropuerto y voy al Jet que Soren había apartado para mi, me iba lejos de todo, a una vida desconocida.

¿Dónde estás? — escucho la voz de Cassian del otro lado del teléfono

— En el aeropuerto.

— Adiós Fanett — dice con la voz quebrada

— Adiós Cassian — digo con lágrimas en los ojos

— Hazme saber que sigues con vida o me encargaré de buscarte por todo el mundo.

— Sabrás de mí, lo prometo.

Corto la llamada y subo al avión, todo dentro de mi dolía, es un sentimiento extraño el dejar a alguien que quieres, como si algo se perdiera o una parte de ti se fuera.

Tal vez nunca estuvimos destinados a estar juntos o tal vez yo me encargue de que no fuera de esa manera, a pesar de aquel dolor que siento en mí el optimismo de Cassian siempre me acompañará al igual que sus ganas de ver el lado bueno de la vida, incluso de mí.

Él es la primera persona que vio algo dentro de mí, algo que ni yo sabía que existía.

Miles de muertes están sobre mí y miles más estarán, pero me encargaré de que no sea de personas inocentes sí, no de quienes si se lo merezcan y tal vez después buscar paz en algún lugar alejado de todas las personas.

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— Della, necesito que tomes un vuelo — anuncio con seriedad y sin mucha importancia

— ¿A dónde? — pregunta confundida
— No soy tu secretaria, soy tú amiga — rueda los ojos

— Y como amiga te pido este favor, tendrás que ir a un lugar al cual yo no puedo regresar y llevar esto contigo — le doy el trozo de papel y la observo con súplica

— Volveré en unos días — esboza una sonrisa

— No te preocupes, no hay prisa — esbozo una sonrisa

Mil demonios, junto a mil sombras que caen sobre nosotros, la oscuridad no era nuestro enemigo, era parte de nosotros.

Tal vez tarde tanto en darme cuenta, mi tormento no se va a ir con facilidad, después de la tormenta viene el arcoiris, pero nadie te dice que viene después si tu eres esa tormenta. Pero yo si lo sé, te acabas, te extingues como el fuego hasta que no queda nada.

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Vamos a llorar, este es el último capitulo:(

Se que no entienden la última parte pero les prometo que con el epílogo lo entenderán todo.

Es pero que les haya gustado esta historia y les agradezco estar conmigo en esta historia en la cual he llorado más de una vez.

Es pero que les haya gustado esta historia y les agradezco estar conmigo en esta historia en la cual he llorado más de una vez

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