[godly] |3|

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Ahora sí que tenia un severo problema que atender. Dos omegas que lo miraban con ojos confundidos. Dios, su paciencia tiene un límite.

¿Quién iba a decirle que el soltero Jeon JungKook tendría a dos omegas en su apartamento en la mañana? Bueno, esa pregunta está muy fuera de contexto pero se puede entrever sus ganas de ir a tirarse de un rascacielos. El problema es que debe ir a la universidad y no sabe qué hacer con TaeHyung.

E intentaba con todas sus fuerzas no pensar en lo que TaeHyung le había dicho y hecho ver porque estaba seguro, pero seguro que se iba a desmayar. Lo mejor no era luchar contra la corriente y aceptar sin pensar mucho.

Un dios del no sé que cosa. Por favor, entonces, ¿Qué quiere? ¿que se ponga a rezar?

Y sus pensamientos fueron gustosamente interrumpidos cuando se encontró con la mirada de un TaeHyung curioso mordiéndose el labio inferior sin saber lo linda que era esa acción, que observaba cómo se colgaba la mochila. JungKook hizo una mueca sin poder evitarlo, evadiendo los impulsos de sonreír por su carita llena de perfección y más perfección. Sincera y honestamente, si TaeHyung le dijera que se ponga a rezar no lo dudaría ni un segundo y ya estaría sobre sus rodillas.

¿Qué pensamientos son esos, Jeon JungKook? Que decepción, hombre, que asco.

Se detuvo en su lugar al ver que iba a entrar en una contrariedad pronto consigo mismo, así que se encerró en el baño y se cacheteó, se mojó la cara con agua fría y reaccionó. Debía pensar qué hacer con el omega macho. Por un lado, le podría decir qué se fuera a hacer cualquier cosa por ahí mientras iba a la universidad, pero por otro lado...

Nada, no había nada más qué decir, no había otra objeción, aunque sí le sería sumamente incómodo decirle las cosas con simpleza como si no sintiese pena. Suspiró, es hora de juntar toda su persona y no quebrarse cuando su alfa vea los ojitos de cachorro que pondrá el otro, tal vez no lo conoce más sabe que lo hará de igual manera que hace un rato cuando JungKook tuvo que irse a cambiar tan veloz como la luz, TaeHyung casi le hace un puchero por tenerlo lejos más lo aceptó sin problemas.

—Bueno, TaeHyung-ssi, yo tengo que ir a la universidad y no puedo llevarte, no te conozco así que no te puedes quedar aquí. La única opción es que te quedes con la luz de tus ojos o lo que sea.—comunicó como si anduviera desinteresado por el tema, revisando los mensajes de su celular para no caer en la tentación. Olfateó como perfectamente el aroma del mencionado cambiaba a uno más dulce, tratando de engatusarlo.

Primera vida en la tierra, qué mentira. Estaba siendo vilmente estafado, pero contra todo pronóstico, el omega aceptó con un asentimiento desanimado.

—Entonces, vámonos ya. Si ya me perdí las primeras horas, no sé qué será de mi si no presento la prueba.—Al haberse alistado completamente, se puso a un lado de la puerta de su pequeño apartamento de, repito, soltero hasta la muerte. Esperó por los omegas con un tintineo nervioso de sus llaves, bastante exasperado por tantos motivos que hasta se le olvidan. Unos momentos más y ya estaban bajando por el ascensor en un silencio sepulcral.

—¿Y a donde irán?—preguntó como quien no quiere la cosa, caminando con pasos apresurados sobre el bien iluminado piso de porcelanato blanco, saludando a su derecha a la beta que atiende la recepción en su modesto y amplio escritorio de madera y decoraciones en metal. Sabe que el compañero del dios lo ha mirado mal por eso y que Tae debe estar mirándolo también, igualmente no le interesa. Desde que empezó a vivir allí siempre la saludó y no va a ser un mal educado solo porque al tal Jinmin no le parezca.

—Eso no es de su incumbencia...—espetó el rubio con la mirada alta, mientras tomaba de la mano al hermoso dios y se lo llevaba hasta un auto aparcado afuera del edificio. JungKook quedó estupefacto en su lugar con su boca ligeramente abierta, un poco ofendido viendo como se subían al vehículo con más elegancia de la que él ni poseía en su dedo meñique. Tontos.

Lovey-Dovey 💕 KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora