[Halloween Special]

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Entre las tenebrosas tinieblas de Brocéliande, un antiguo bosque en Bretaña, refulgían entre la penumbra las cándidas luces de antiguas antorchas de hierro cuyo fulgor azul era tan potente que en el centro de la ciudad podía apreciarse la estela vagamente casi rozar las majestuosas nubes del cielo negro en la frígida madrugada.

Taehyung se encontraba en la penumbra de la noche, acechando al amanecer con entusiasmo melancólico, casi con nostalgia, suspirando para alejar el sueño entre los brazos del nuevo Rey. El vampiro, cuya fría piel erizaba los vellos en la piel de Taehyung, apoyaba su mentón sobre los hombros de porcelana de su Majestad, ambos adorando el silencio de la noche que contrastaba con aquel aburrido silencio del día, aquel que amenazaba con matarlos por su rutinaria ausencia del sonido.

Por fin, a la lejanía empezaba a apreciarse un azul claro y su Majestad sonrió suavemente, dejando por fin su cuerpo reposar sobre el de su esposo, que con deleite lo recibió después de la eterna espera.

En la ventana del castillo de piedra, en la torre más alta de todas se encontraban ambos monarcas sentados en el fino descanso de terciopelo de la ventana, con una frazada encima para abrigar al mago del crudo frío del otoño.

—Te prometí que llegaría antes de lo esperado.

—No es como si tu promesa iba a cumplirse, ha sido una total coincidencia.

—¿Cómo estás tan seguro? Debo suponer que también eres adivino.-
—dijo, con la socarronería que acompañaba una sonrisa burlona.

—¿No te he contado de mis aventuras como profeta? Supongo que aún no he tenido la oportunidad de decirte. —se volteó a mirarlo y le guiñó un ojo en coquetería. —No caeré en tus provocaciones, querido.

Sintió el desnudo pecho del vampiro vibrar en una efímera risa, causando que su Majestad copiara el gesto también. Pero algo captó su atención antes, el azul pastel que se expandía por los cielos del bosque logró exaltarlo en anticipación y las criaturas nocturnas se miraban regresando a sus casas, su esposo debió advertir su impresión cuando colocó una de sus pálidas manos en la seda que cubría el lado izquierdo del pecho del Rey, sintiendo sus latidos acelerarse al ver el sol nacer nuevamente.

—Jungkook. —llamó en un susurro.

—¿Mm?

—Deberías cubrirte, pronto el sol alcanzará el alféizar y te quemarás. —su Majestad ordenó, a pesar de sonar como una sugerencia.

El vampiro con terquedad, se quedó en su lugar.

—Estoy bien aquí, contigo. —dijo. —En cambio, puedes protegerme.

El Rey cubrió a Jungkook con su manta, apreciando sus grandes y tiernos ojos seguir sus movimientos, no pudo evitar la liberación de oxitocina que sufrió su cuerpo y se inclinó para dejar un ligero beso en su mejilla, ganando la competencia contra el sol cuando su estela se posó delicadamente sobre la zona besada. Se apresuró a ocultar el área con una de su manos, asustado.

—Te he dicho que para un mestizo la luz solar no es un gran problema, puedo estar unos minutos bajo ella. Estaré bien. —prometió, alcanzando la mano que delicadamente sostenía su rostro en un intento de rehuir la luz. —Sólo admira el amanecer conmigo, te lo perderás.

Su Majestad, estupefacto se dejó hacer y volvió a recostarse en su lugar seguro, recordando una vez más el amanecer que le pertenecía, un fulgor que la estrella podría brindar tan preciosamente de ese lado de Brocéliande, a esa altura y desde ese ángulo. Pronto cerró los ojos al saberse acariciado por el calor de un nuevo día, contrastando con la frialdad del ser que recargaba su cabeza contra la suya, buscando el bienestar.

Unos golpes contra la puerta resonaron.

—¡Sus majestades, es hora de levantarse!










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Lovey-Dovey 💕 KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora