Capitulo 5.

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Yo había llegado a Hogwarts unas semanas antes de que empezaran las clases porque mi relación con mi madre no era precisamente buena. Estar en casa era como una cápsula autodestructiva y deprimente que me hacía sentir terrible al estar encerrada en las cuatro altas paredes de mi habitación para no escuchar a mi madre hablar sobre sus próximos eventos de belleza y los próximos atuendos de sus modelos. No me molestaba escucharla pero cuando me comparaba a mi con ellas empezaba el problema.

Pero en ese no era el punto. El punto era que me encontraba a las orillas del lago negro un sábado a las ocho de la mañana llorando. Estaba de luto, me dolía tanto aquella pérdida que lágrimas corrían por mis mejillas sin obstáculo alguno.

Disfrutaba en silencio de mi propio sufrimiento cuando escuché una rama partirse detrás de mi.

Siempre tenía que llegar él a arruinar la paz mental de mis momentos.

—¿Qué haces aquí? —soné congestionada, la cantidad de tiempo que llevaba llorando era irrelevante, simplemente no había medido los minutos u horas que llevaba ahí.

—Si vas a deprimirte procura que te ocurra en cualquier lugar donde no esté yo presente, me irrita ver a la gente llorar.

—Malfoy, yo llegué aquí primero. Así que deberías ser tú quien respete mi dolor.

No subí mi mirada, me quede simplemente viendo hacia el río con los ojos aguados.

Se sentó a mi lado en la raíz gigante sobresaliente de un árbol y me dio un pequeño golpe en las costillas con su codo.

—¿Qué te pasa?

—Nada.

—Ah decir verdad... si te creo lo baste estúpida como para llorar por nada.

—¡RESPETA MI LUTO! —me puse una mano sobre la frente para volver más dramática la situación y el frunció el ceño al instante.

—¿Luto? —me miró seriamente y sentí su mirada gris clavada en mi perfil como un par de dagas punzantes.

Tome aire para confesar finalmente la razón de mi llanto.

—Hace un mes vine aquí y había una señora pata que tenía siete huevitos... —me interrumpió.

—Ay no... ¿una pata? ¿Enserio?

—¡RESPETA MI DOLOR! —elevó sus manos como señal de rendición y continué con el mismo dramatismo —Yo venía una vez cada semana a darles de comer y hoy que vine a verla encontré esto.

Le mostré una mantita que tenía entre mis manos. En ella estaba guardando algo y cuando lo destapé se vio el cuerpecito sin vida de un patito.

—Tenía una semana de haber salido de su huevito. —sollocé acariciando la pequeña cabeza del animalito.

Volteé a mirar a Malfoy y no pude descifrar su expresión. Era entre la incredulidad y asombro. Levanté mis cejas obligándolo a decir algo hasta que habló.

—Bueno... imagínate que desde el inicio solo habían seis patos, así no notarás la ausencia de este.

—¡No! —exclamé totalmente indignada —Hay que hacerle un entierro como a cualquier animalito decente.

—A los animales no se les entierra.

—¡Pues no me importa, a Patosito si!

—¿Se llama Patosito? No sé si me preocupa más el echo de que hayas llorado por eso o tú terrible gusto para los nombres.

Le di una mirada de poco amigos y se levantó de su asiento.

Vi que se dio la vuelta para marcharse. No tenía pensado pedirle su ayuda si no quería dármela, así que me levanté y camine un poco más cerca del lago poniendo al cuerpo de Patosito en el césped para empezar a cavar con mis manos.

𝐄𝐧𝐬𝐞́𝐧̃𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫𝐦𝐞. (Pausada)Where stories live. Discover now