𝐄𝐧𝐬𝐞́𝐧̃𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫𝐦𝐞. (Pausada)

Capitulo 16.

—¿Cual es la obsesión que tiene tu novio de joder los buenos momentos?

—¡No es mi novio!

—Pues te dejas mangonear como si lo fuera.

—Draco, mejor busquemos la manera de salir de aquí.

En ese momento de la tarde el rubio y yo nos encontrábamos encerrados en uno de los cubículos mientras Cedric gritaba mi nombre por todo el baño. Sus pasos hacían eco en todo el lugar y Malfoy y yo hablábamos entre susurros evitando ser escuchados.

—Tú quédate aquí, le dire que fuiste a otro baño.

Sin dejarme siquiera responderle se levanto y abrió la puerta del cubículo para luego volver a cerrarla y recostar su espalda sobre ella.

—Ella no está aquí, Diggory.

—Déjate de estupideces Malfoy, una chica de Ravenclaw me dijo que la vió entrar aquí.

—Tal vez debería ir a un oculista y repararse los ojos, estoy aquí solo.

Lo decía tan seguro que hasta yo misma empezaba a creer que ni siquiera estaba ahí.

—¿Y qué haces aquí?

—Pues no lo sé, fíjate. Aveces me gusta ir al baño a hacerme una ensalada.

Se escuchó la amplia risa del castaño pero luego de unos segundos se calló, hundiendo el lugar en un incómodo silencio.

—¿Te traes algo con Mackeline? He visto como la observas en el gran comedor y durante clases —la molestia desprendía de la voz de Cedric con muchísima claridad —. Por si no lo recordabas, Malfoy, o no te diste cuenta. Mack no es tu tipo.

Esta vez fue el turno del rubio reírse, lo hizo tan abiertamente como si le hubieran contado el mejor chiste de su vida. Su risa era bonita, no sé porque me fijé en eso pero lo hice, realmente era bonita.

—¿Y el tuyo si? Porque para querer cambiar cada parte de ella mejor consíguete otra que cumpla tus mediocres estereotipos.

—La estoy ayudando a ser mejor.

—Vaya mierda —vi a través de la rendija inferior de la cabina como el rubio se acercó a pasos lentos hacia el castaño con mucha seguridad para luego volver a hablarle —Mack no necesita cambiar nada. Ah no, la verdad es que si debe cambiar algo. Sus estándares, por ejemplo, porque para gustarle tu...

Dejó las palabras al aire ya que era más que obvio lo que seguía.

—La verdad me da igual lo que pienses. A final de cuentas, el que se besa a Mack soy yo y puedo hacerlo donde quiera y cuando quiera.

Y se volvió a escuchar la risa de Malfoy para luego sentir los pasos de Cedric yéndose rabioso. Al salir del baño dió un portazo que hizo por poco retumbar el suelo. ¿Que le pasaba? Necesitaba terapia ese pobre ser humano.

Una ráfaga de luz entró a al cubículo cuando Draco abrió la puerta, me dio la mano para ayudar a levantarme pero yo no fui capaz de mirarlo a los ojos. No después de lo que estuvimos a punto de hacer.

—Pecas, si te soy sincero. Me he librado de una erección de muchísimas maneras pero jamás discutiendo con un hombre, es muy decepcionante, la verdad.

Su erección, yo encima de él moviéndome, besos y mordidas. ¡No! ¿Que había hecho?

Toda la situación me estaba ocasionando un gran asco.

Pero guakala que rico...

Cedric quería algo serio conmigo, ¿y yo me acariciaba y besaba con otro? ¡No era justo! ¡Y no era rico!