Capitulo 15.

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"¿Has visto a aquella chica de Ravenclaw? Tiene un cuerpo magistral."

"¿Has pensado alguna vez en pintarte el cabello de negro? Las pelinegras con sexis."

"Tienes un cuerpo lindo pero... ¿no has pensado qué tal vez puedas reducir más tu cintura?"

Esos eran algunos de los comentarios que me solía hacer Cedric cada vez que veía algo en mi que no le agradaba. Estaba segura que en ese momento en la clase de Historia donde estábamos sentados juntos iba a decirme algo más, por la manera en la que me miraba.

—¿Quieres decirme algo? —susurré en tono de voz apenas audible para que el profesor Binns no nos escuchara.

—¿Alguna vez has pensado en maquillar tus pecas? No digo que estén mal, son bonitas pero muy antiestéticas. Tal vez si las borraras te verías, no lo sé, más provocativa.

Ya había dejado de comer lo que me daba Draco para tener el cuerpo magistral de las chicas que le agradaban, con magia intenté pintar mi cabello de negro, lo dañé y tuve que cortarlo de nuevo a la altura de mis hombros y volverlo a su color habitual. Había intensificado mis rutinas de ejercicio para obtener una cinturita diminuta. ¿Y ahora se quejaba de mis pecas?

—La verdad no me siento cómoda maquillándome...

—La belleza no se trata de comodidad, sino de verse bien. Deberías plantearte usar cosas para tu piel. Existen cremas que eliminan por completo las pecas.

¿Debería hacerle caso? No lo sabía, tampoco tenía mente para pensarlo. El dolor de cabeza que tenía me estaba reventando las sienes, haberme saltado el desayuno me estaba pasado factura.

La voz de Cedric a un lado hablándome, más la aburrida voz del profesor Binns, los murmullos y risas de los estudiantes al rededor me estaban torturando. Sentí unas terribles náuseas y sin siquiera pedir permiso salí corriendo a toda velocidad hacia el baño más cercano. Al llegar me arrodillé frente a uno de los inodoros y mi estomago se revolvió.

Quise vomitar, pero no salía nada y sin embargo la sensación de malestar no se iba.

—No vomitas porque no tienes nada en el estomago.

Ya hacían días que no escuchaba esa voz, la última vez fue en aquella cena.

¿Había un día donde yo entrara al baño y no fuera Malfoy detrás de mi?

Merlín, ¿que karma tan malo estoy pagando con esta vida hecha agonía?

—Si cené. —respondí en un hilo de voz.

—Claro, ¿debería creerte cuando yo mismo vi como le diste a Pansy lo que yo te guardé para que comieras?

—Mi cuerpo no está tomando la forma que quiero con la dieta que tú me recomiendas.

Si unos pasos más hacia mi para luego arrodillarse frente a mi y lo detalle. Llevaba su uniforme totalmente impecable, su cabello un poco desarreglado haciéndolo ver jodidamente bien, la luz del lugar al posarse en sus iris grises daba la sensación de que él podía estar mirándome hasta el alma y no me quejaba.

Al tenerlo a solo unos cuantos centímetros de mi supe que sus ojos eran el reflejo de todo aquello que dentro mi se escondía.

—Tienes que parar esto, no estás comiendo.

—Pero me veo bien, mejor que antes.

—No, Mackeline, no te ves mejor que antes. Te ves como la versión estereotipada que Diggory quiere que seas. —pronunció el nombre del castaño con tanto asco que hasta el mismo le sorprendió. Pero eso no era lo raro, lo raro fue sentir como los latidos de mi corazón se aceleraron tan solo por oír lo bien que se escuchaba mi nombre saliendo de sus labios.

𝐄𝐧𝐬𝐞́𝐧̃𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫𝐦𝐞. (Pausada)Where stories live. Discover now