CAPÍTULO UNO - ESQUELETO

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Eleora

La vida nos pone en situaciones donde debemos de elegir entre ser libres o esclavos de los errores cometidos por nuestros progenitores en mi caso una esclavitud disfrazada de libertad para matar, aniquilar y destruir convirtiéndome en el ser detestable que tanto odié, pero que ahora por herencia me toca ser.

Recuerdo aquel día en el que mi padre me esperaba para por fin darme lo que tanto anhelaba, mi vida sin ser ocultada para que no me mataran pero al final alguien se adelantó y le quitó la vida llevándose con su muerte mi único pasaje a la vida de una joven de veintiún años llena de noches alocadas, amigos por montón y un novio para vivir el amor del que tanto hablan los libros.

En cambio me regaló un legado lleno de escorias entrenados para apoderarse de la vida humana de todas las formas habidas y por haber mientras que a mí me toca el papel de líder y es la posición que me da cierta libertad para dirigir este negocio ilícito llamado mafia.

El sonido del móvil me hace fruncir el ceño. Pero al leer el nombre en la pantalla sonrío.

—Dime que ya te convertiste en la presidenta de los buitres — Brooke suena al otro lado de la línea —. Haz que te besen el culo esos mafiosos de mierda— ríe.

—Aún no, luego te cuento porque ya estamos llegando a la casa de...— recordarlo provoca punzada en mi corazón — a mi casa — susurro.

—Suerte, Ellie y yo viajaremos la próxima semana para que no te sientas sola— se percata de mi silencio —. Disfruta tu noche — cuelgo.

La gran mansión Martinelli queda en mi campo de visión, cinco años afuera no fueron suficientes para superar aquél día, la sangre de mi padre en mi cuerpo, su cuerpo frio y acribillado sin ninguna explicación de su muerte.

—Bienvenida — uno de los escoltas me ayuda a salir de vehículo —. El señor me pidió que la llevara por la entrada lateral de la casa—informa.

Asiento y me dejo guiar rodeada de seis escoltas hasta entrar al gran salón, mi abuelo espera en la entrada y verlo allí trajeado en negro con ese porte varonil e intimidante me quita un poco los nervios.

—Tengo algo para ti — le hace seña a uno de los hombres que se acercan con una caja de terciopelo —. Este es mi regalo por tu regreso y por prepararte para convertirte en la cabeza del esqueleto — abre la caja y un gran diamante queda frente a nuestros ojos —. Un diamante para mi joya más preciada llamada Eleora — saca el collar y me giro para que lo coloque en mi cuello.

—Gracias Francesco — toco la joya que ahora decora mi cuello.

—Ven hay mucha gente por conocer— me brinda su brazo para encaminarnos al gran salón.

El salón está decorado en negro y dorado con grandes figuras en mármol, una tarima con músicos y una pista de baile brindan un escenario más acogedor donde la bebida es el anfitrión de la noche donde todos los invitados brindan y beben de sus copas con algarabía.

—Buenas noches — Francesco habla y me hace levantar la cabeza —. Espero que estén disfrutando la noche— musita.

—Buenas noches Francesco y señora... — el hombre frente a mis ojos con acento francés me dedica una mirada morbosa tratando de que le diga mi nombre.

—Eleora, Eleora Martinelli — respondo pasándole mi mano.

El hombre como de unos treinta años, acompañado de dos mujeres a cada brazo, alto con un traje azul celeste sin corbata, su cabello dorado bien peinado hacia un lado, ojos marrones, nariz perfilada y labios delgados siendo un claro ejemplo de la belleza francesa me devora con una mirada perturbadora.

ÉXTASISWhere stories live. Discover now