CAPÍTULO DIECISÉIS - JAQUE

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Eleora

Desde los inicios de los tiempos se ha concebido que la mujer es un ser creado para ser la ayuda idónea del hombre, que debemos ser sumisas, que no podemos refutar sus decisiones y que nuestro papel con ellos es simplemente complacerlos y mantenerlos saciados, pero yo nunca lo he visto como tal, la mujer debe elegirse por encima de cualquier cosa, mantenerse fuerte, decidida y empoderada tomando entre sus manos el poder de doblegar hasta al más fuerte.

Entrar a la casa y ver a Mihail me elevó la excitación porque es que él sin ni siquiera decir palabras grita erotismo, vistiendo solo un pantalón holgado dejándome ver como se marcaba su miembro por el pantalón me hizo temblar. pero no le daría el poder de subir su ego por que los hombres a veces olvidan lo maliciosas que podemos ser cuando estamos excitadas y más cuando somos locas también.

Que me llevara a la habitación y ver toda la colección de juguetes que tenía me hizo maniobrar rápidamente quitándole el control, lo monté como el animal que es y disfruté como nunca escucharlo ladrar como un perro diciéndome que está dispuesto a lo que sea para complacerme.

Me di cuenta que me espiaba desde afuera pero no le mentí sobre lo que le dije, tuve que cubrir mi rostro en su hombro cuando le conté que iría a Seattle por Ellie para que no viera ningún rastro de mentira porque realmente no es por Ellie que voy y que iría por diamantes a Botsuana por qué es lo que quiero para dejar de crear drogas intentando reparar un poco lo descabellado de nuestro mundo.

Llevo ya una semana en Estados Unidos estudiando el perímetro para poder acceder a la casa de Edward Golden, espero a que Adolphe me envié por fin el USB que debo conectar en el servidor del ministro de defensa para poder copiar todas las claves, contraseñas y comandos para poder acceder a las instalaciones del FADAM , tuve que venir a ver a Mihail porque ya el esqueleto cumplió con su parte y faltaba la mía para que me sacara de su cabeza si pensaba que estoy involucrada, creo que lo conseguí y más con confesarle mis verdaderos planes para la mafia italiana me hace pensar que cualquier idea que tuviera sobre mí ya salió de su cabeza.

Se remueve a mi lado y me es inevitable observarle el rostro con sus cejas espesas negras, su nariz perfilada, sus labios perfectos; ni delgados ni gruesos, y esa barba bien marcada haciéndolo lucir más atractivo con ese lunar que me vuelve loca cada vez que sonríe marcando sus hoyuelos.

—Deja de mirarme — dice sin abrir los ojos —, mejor párate a prepararme algo de comer que me dejaste sin fuerzas— gruñe acariciando mi cabeza.

—Primero se dice buenos días — beso su mejilla—, ¿Dónde están tus modales? — cuestiono admirando su cara confirmando una vez más lo hermoso que es.

—Donde están tus ovarios para decirme que me quieres — me aprieta en su pecho—, ahí mismo están jugando con tus ideas de arrancar ojos y volarles arriba a las mujeres que tienen orgasmos mentales con mi imagen— masculla saboreando sus labios.

—Eres un enfermo — susurro — ¿Por qué te gusta que te celen? — pregunto entrando mis dedos por su cabello en la nuca.

—Tengo la extraña manía de relacionar los celos con la cantidad de sentimiento que se le tiene a la persona — revela abriendo los ojos.

— ¿O sea que tienes grandes sentimientos hacia mí? — pregunto emocionada.

—No pongas palabras en mi boca, Eleora — sonríe —, yo no he dicho nada— rie besando mi frente.

Me levanto dejándolo en la cama cuando vuelve a caer rendido, preparo algo rápido en la cocina, me aseo y me visto dejándole una nota con el café. «Quiero que seas el único que cumpla todas mis fantasías»

ÉXTASISWhere stories live. Discover now