CAPÍTULO TREINTA - REDENCIÓN

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Adolphe

En el mundo criminal la vida humana vale poco, ser el dueño de la última palabra, último suspiro y la última mirada de la víctima es lo que realmente hace sentir al asesino satisfecho dándole sentido a su propia vida en base a la que arrebata. En mi caso solo he matado para defenderme no porque diseñe en mi cabeza un plan para ir por el mundo torturando o matando por gusto como suelen hacer los que habitan a mí alrededor.

Por eso mi organización trabaja en su lado mientras yo hago lo mío en el Óculo, pero no por que necesite extorsionar o realizar delitos tecnológicos sino porque para seguir siendo quien soy debo hacer el mal, aunque que peque diferente a los demás no me hace más santo.

Lo que he estado viviendo en los últimos meses es para hacer una película, conocí a una mujer que a más de uno nos ha puesto a fantasear y a masturbarnos con su cuerpo grabado en la mente pero que se dejara marcar por el ruso hizo que nadie fuera por ella porque conociendo a Mihail Mikhailov es mejor fantasear y no ver ni tocar a su mujer porque aunque es un título que nunca antes había usado para las mujeres que le rodeaban Eleora Martinelli llegó para convertirse en eso, la mujer del líder de la mafia roja, de mafia rusa y del gran Pakhan de la Bratva.

Pero su manera de actuar no solo la de ella sino también la manera de actuar de Mikhailov ha puesto nuestro mundo de cabeza con planes, robos, torturas y traiciones eliminando en masa a gran parte de la comunidad criminal mientras que yo por primera vez me he quedado ideando como salir ileso del mal que puede caer sobre mí.

Tres caminos, tres putas opciones tengo y no sé cuál de las tres es peor por eso elegí la que más me conviene para mantenerme de pie por los siguientes años por qué se puede idear muchos planes para matar a Eleora Martinelli, pero ninguno les funcionara por lo que puedo asegurar que él mío les gana a todos.

Soy Adolphe Belmont Dubois el supuesto líder de la mafia francesa Unione Corse cuando al final es un título que no me pertenece ya que nunca me he visto como tal y prefiero seguir en mi cueva como rata de laboratorio haciendo lo que sé hacer, pero no, la mujer causante de mis delirios se encarga de ponerme siempre contra la pared sirviéndole de ojos a donde quiera que va.

Eleora Martinelli es una mujer que supera a cualquier otro criminal y pensar que besar el dorso de su mano aquella noche me iba a dejar envuelto en todo el caos que carga arriba porque esa noche llevaba un vestido dorado ajustado a su cuerpo, con su melena larga chocando su trasero y con esos ojos mirando a todos con fiereza cosa que no fue más que el augurio de lo que sería, de lo que es y de lo que vino a ser en este mundo «La reina de este mundo».

Así como en todas las monarquías existen plebeyos envidiosos, llenos de avaricias y ambición que esperan la gloria de su rey para luego desplomarlo así mismo están los buitres que rondan a Eleora.

Recibí la llamada, los turcos están con Siobhan Kavanagh, me explicaron el plan a la perfección; quieren darle un golpe de estado absoluto a Eleora y a Mihail dejando solo un imperio libre donde solo queden los franceses, los irlandeses, los turcos y los marroquíes ¿Pero en cual libro mencionan que esas mafias son las que lideran el mundo? Porque por algo todas las películas siempre se basan en la mafia rusa y nuestra alma máter la mafia italiana, pero bueno me dieron a elegir y yo tomé mi decisión.

Sonrío cuando deja su arma en mi cabeza, finjo escuchar cuando noto que el vehículo se detiene dejándome ver a un pelirrojo por la ventanilla.

Saco mi arma dejándola en su cabeza.

—Porque puedes ser muy valiente pero tu debilidad siempre será él — detono el arma.

Los cristales se vuelven añicos cuando el disparo atraviesa la ventanilla. «No puedo tocarla que maldita mierda iba a ser».

ÉXTASISWhere stories live. Discover now