CAPÍTULO SEIS - 24 HORAS EN EL INFIERNO

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Eleora

Los años se han encargado de darme las mejores lecciones de vida, aprender a defenderme, amarme y a no necesitar de nadie para sentirme plena. Escuchar los gritos del aquel pequeño me removió tanto el alma que salvar su vida fue como una ofrenda por las vidas que arrebaté ayer, era mi vida o las de los agentes llevándome a matarlos sin ningún remordimiento dándome cuenta que soy más inhumana de lo que creía.

Tomar decisiones bajo presión suele ser difícil para otros, pero no para mí que fui entrenada para matar, para ser fría y para no sentir piedad, pero el hecho de que haya arriesgado mi vida por la de un pequeño que le faltan bastantes años vida para entender lo que sucede a su alrededor fue un aliento de misericordia hacia mi corazón inhumano logrando que mis rasguños no duelan tanto como deberían.

Los murmullos del Esqueleto me hacen cambiar mi aspecto para hacerle frente. Sé por qué están aquí, ya saben de lo que soy capaz de hacer y vienen a ponerse a disposición de respetar mis decisiones. Termino de arreglarme enfundado mi cuerpo en un vestido holgado, sandalias de tacón y el cabello sujeto en una cola en mi espalda.

Salgo encontrándome con Siobhan Kavanagh hermana y representante de los líderes de la mafia irlandesa quien me repara de arriba abajo con una sonrisa maliciosa.

— ¿Cuándo tendré el gusto de conocer a los hermanos Kavanagh? —pregunto imitando su gesto.

—Pronto reina, pronto— responde sentándose al lado del líder turco.

—Estoy muy agradecida con todos ustedes por estar aquí demostrándome que no apoyaron la acción del clan español — camino por el lugar —, pero quiero dejarles algo claro, la decisión que tomé fue por verme acorralada con cinco de mis mejores hombres rodeada por más de cincuenta agentes del CEMSI español la cual vio mi rostro por culpa de Rodrigo Ponce y no fue más que un acto de supervivencia usar a los agentes como peones para hacerle un jaque mate al rey del clan español.

—Pero no entiendo por qué arriesgar tu vida por un mocoso— habla esposa del líder del clan polaco.

—Creo que les estoy dando explicaciones de lo que hice no por que deba hacerlo sino porque quiero dejarles claro que si destruí un clan con cinco hombres ya saben lo que puedo hacer al próximo que quiera tenderme una emboscada porque quiere mi puesto — ignoro su comentario—. Que ponga mi vida en riesgo no es de interés de nadie porque estoy sola en este mundo y lo único que tengo es este maldito esqueleto lleno de traidores — se tensan —. Así que les pido que salgan de mi propiedad y sigan con sus negocios que de mi seguridad me encargo yo— intento sacar a esta gente de aquí.

—Estamos feliz de que estés viva, Eleora — Adolphe habla —. Pero es cuestionable que se siga repitiendo este tipo de traiciones cuando el clan italiano nos abastece de las mejores drogas para llenar nuestros bolsillos de dinero y es quien nos está dirigiendo — se levanta quedando a mi lado —. No importa si es Eleora, Francesco o quien sea el que nos dirija hay reglas y hay que cumplirlas— afirma.

Las personas en el lugar responden a Adolphe apoyando su discurso, se despiden y me dejan a solas, Lucas y Angelo aparecen acompañados de los otros grupos mafiosos de Italia «La Camorra de Campania, la 'Ndrangheta de Calabria y la Sacra Corona Unita de Apulia» los hombres entran llenando mi salón de un aire pesado.

—Eleora — se acerca el más mayor—. Es un gusto volver a verla— toma mi mano para besarla —. Estamos aquí para ponernos a su disposición para todo lo que desee— masculla.

—Muchas gracias, Stephano — hablo ofreciéndoles asiento con mi mano.

—Estamos aquí porque nos ha sorprendido la manera en que se enfrentó a las autoridades y destruyó todo un clan con solo cinco hombres — habla el más joven.

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