CAPÍTULO TREINTA Y UNO - SINCERICIDIO

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Mihail

Amar, ese título que le ponen a las sensaciones que se desatan en el cuerpo inmediatamente te dejas consumir por lo que emana del cuerpo de otra persona, porque no solo es lo físico es también la manera en la que habla, mira, sonríe, toca y en la manera en que deshace a la otra persona con solo respirar cerca.

Odio ese título porque no creo que un sentimiento tan grande deba encasillarse en esas ridículas letras cuando se lleva algo tan inmenso dentro, pero si así es que se le dice puedo confirmar que lo que llevo dentro es eso, la am...

—Gabrielle pregunta por ti — alzo mi vista a la mujer.

Irina me está dando muchos dolores de cabeza tendré que pensar como quitármelos ya sea lanzándola a la hoguera o haciendo comida para los perros con su cuerpo.

— ¿Quién es Gabrielle? — cuestiono.

—La mujer que trajiste y no dejas que nadie la toque — cierra la puerta —. Ya es una manía tratar a mujeres convalecientes como si fueran la gran cosa.

—Lo que yo haga con mi vida no te interesa — me levanto—. De verdad que no sé por qué me rompes tantos los cojones.

Se me acerca mirándome con sus ojos verdes felinos.

—Ya que no puedo chupártelos te los rompo — me provoca.

Me alejo de ella saliendo del lugar con la cabeza caliente, estoy siendo acosado constantemente por Irina y por Viktoria que a pesar de mantener cierta distancia siempre se anda insinuando en diminutas prendas de vestir, pero no me interesa nada de lo que hacen ambas solo quiero a Eleora aquí, a mi lado.

Sus palabras entraron golpeando mi corazón como si ese músculo sintiera algo, pero joder, sentí ese adiós tan real que no he podido dormir desde esa noche.

Entro a la habitación encontrándome con la mujer en una silla de ruedas mirando por la ventana. Andrei se casa hoy y por motivos de seguridad Galya se encargó de preparar todo en el jardín a pesar de estar cubierto de nieve.

— ¿Cuándo iremos por ellos? — cuestiona al notar mi presencia — ya va una semana y no ha pasado nada.

—Primero hay que informar a Eleora de la situación para poder proceder porque le seguro que cuando se entere no saldrá corriendo detrás de su hermanito, sino que se volverá mierda por saber que todo lo que ha vivido es una mentira.

— ¿Cuándo vendrá? — pregunta dejando su mirada sobre mí.

—Espero que venga hoy porque si no tendré que ir yo mismo por ella — demando —. Descanse que yo me encargaré del resto.

Las horas pasan entre los murmullos de las personas en el lugar y la madre de la castaña llegó anoche haciendo que nadie durmiera con su algarabía. Miro a la castaña pasearse por el salón y la tomo del brazo haciendo que me mire.

—Necesito un favor— musito—, y agradece que te lo estoy pidiendo y no ordenando.

— ¿Qué quieres? — cuestiona esquivando mi mirada.

—Llámala y hazle cualquier drama, pero la quiero aquí ya.

—Hablé con ella y me dijo que no tiene planes de venir y como ves ya solo faltan horas para iniciar la ceremonia y quizás no logre llegar a tiempo — la suelto.

Mis hombres están con ella en Corea no sé qué hace en el lugar, ya Denzel me comunicó que anda con un tal Henry comiendo de su mano literalmente y así mismo me informó mi infiltrado en Italia de unas flores que llegan a diario en la casa de los italianos como si ella viviera con ellos, quizás del Pietro ese, pero si ya es un hecho que está con Siobhan ¿Porque sigue mandando flores a mi mujer? ¿Habrá otro pretendiente? No lo sé, pero si lo hay que se prepare porque si le llega poner un dedo arriba lo mato.

ÉXTASISWhere stories live. Discover now