Te lo puedo asegurar.

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Capítulo 2:

Aiden.

Las cosas con mi ojitos iba mejor, habíamos superado lo que hace un año le costaba procesar.

Todo lo de Alexa le atormentaba hasta hace unos meses.

Y no sabéis la suerte que tengo al tenerla conmigo cada día.

Se vino a vivir conmigo y llevamos un año viviendo juntos, compartiéndolo todo y eso me encanta.

Verla cada mañana antes de irme con mi padre a la empresa, me da la energía que necesito durante el día.

Encontrármela al llegar a casa por la tarde, verla por la casa a cada momento, ver como hace cada una de sus manías con el pelo o la cara. Las manías que tiene al dormir, o al colocar las cosas después de hacer la compra.

Había cambiado muchos detalles de la casa y había muchos más que antes.

Me había acostumbrado tanto a ella que ahora sería imposible vivir en esa casa sin que ella estuviese.

Era el segundo año que veníamos de vacaciones de verano a Malaga con su madre, que por cierto me caía de Puta madre.

Me encantaba chincharla y creo que a ella le encantaba chincharme a mi.

-¿Has acabado? Por que tengo la sensación de que estas bañandome en aceite por tal de seguir tocándome- dijo Aly boca abajo en la tumbona.

No le faltaba razón.

Me había pedido que le echase aceite, pero no quería dejar de tocarla.

-Me tienes aburrido, solo quieres tomar el sol.

-Y tu eres como un niño pequeño que quiere sólo agua.

-Por que me gusta verte mojada.

-Sin comentarios- dijo suspirando.

Parecía un camaleón todo el día al sol y eso que ya estaba negra.

Me tumbe en la tumbona de al lao y ahí me quede durante toda la mañana. Mirando como tomaba ella el sol con ese minúsculo bikini que dejaba poco a la imaginación y que me tenía malo.

Desde que habíamos llegado no la había visto con ropa, solo con mis camisetas para dormir, pero durante el día, solo en bikini.

A veces salíamos a ver algo por Málaga, pero pocas veces por que ya me la enseñó el año pasado y este año preferíamos quedarnos en casa y aprovechar la piscina o ir a la playa.

-Tengo hambre- dije tirándole de un mechón de pelo.

-Pues ve a la cocina, ¿Ami que me cuentas?

-No de ese tipo de hambre- dije mirándole el culo.

Ella se giró para mirarme.

-Oh no. Déjame tranquila, eh.

Suspiré.

Me levante de la hamaca y me tire en bomba a la piscina, salpicando lo maximo posible para que le llegase a ella.

-No vas a venir mas, que lo sepas- dijo sentándose en el bordillo.

-Entonces no vendrás tú tampoco, por que donde tú vayas voy yo, ojitos.

-¿No vas a meterte?- pregunté.

-No, estoy bien aquí.

-Aburrida.

-Pesado.

-Aburrida.

Enséñame a olvidar #2 |+18| Where stories live. Discover now