Enséñame a olvidar #2 |+18|

Es lo mejor.

Capítulo 31:

Aly.

"La elijo a ella"

Sus palabras no dejaban de repetirse una y otra vez por mi cabeza.

Acababa de tirar su sueño a la basura por mi...

Su futuro...

-¿Como dices?- Roger arqueo una ceja.

-Que la elijo a ella, ¿Estás sordo?

Joder... lo ha vuelto a decir...

-¿Vas a renunciar a tu sueño por una cualquiera? ¿Te estás escuchando Aiden?

-No es una cualquiera. Es mi mujer y la madre de mis hijos. Así que, si. Renunciaría a cualquier cosa por ella.

No puede estar diciéndolo enserio. No puedo dejar que renuncie a su sueño, tiene que haber otra forma de solucionar esto.

-Bien, pues tú sabras. Has tomado tu decisión- se alejo de Aiden negando con la cabeza- Anularé la ceremonia y empezaré a buscar un nuevo candidato para tu puesto.

-Pues genial.

-También anularé tu cuenta bancaria. A partir de ahora no tendrás acceso a el dinero de la familia, no te lo mereces.

¡¿QUE?!

JODER COMO SE ESTÁ RELIANDO TODO.

-Genial, no necesito tu dinero ¿Te crees que todo lo que tengo es gracias a ti? Pues vas listo si crees que voy a rogarte.

-Vete de mi casa- dijo sin titubear.

Aiden sonrió y me agarró de la mano.

Tiró de mi hasta la salida junto a los dos guardaespaldas.

Le pidió las llaves al conserje y nos montamos en el coche en silencio.

-Aiden yo...- susurré.

-Cállate.

Estaba cabreado, pero sabía que no conmigo.

Suspiré.

No volví a hablar en todo el camino.

Vi como más de una vez apretaba el volante hasta que los nudillos se le ponían blancos.

Estaba apunto de estallar.

Cuando llegamos a casa fui directa al cuarto para cambiarme, estaba loca por ponerme el pijama y andar descalza.

Aiden hizo lo mismo, sin mirarme.

Me sentía culpable.

Culpable por que iba a renunciar a su sueño por mi. Iba a renunciar a todo lo que deseó desde que era pequeño y yo era la culpable de eso.

-¿Podemos hablar?- pregunté mirándolo desde la otra punta de la habitación.

-¿De que?

-De lo que acaba de pasar.

-No ha pasado nada, ha sido una simple discusión con mi padre y punto. No hay que darle más vueltas.

-No ha sido una discusión normal y lo sabes.

Salió del cuarto sin mirarme y lo seguí hasta el salón.

-Tu padre te ha echado de su casa...

-¿Y que? ¿Crees que eso me afecta?- preguntó a la defensiva.

-No es que lo crea, es que lo sé. Se lo que significa tu padre para ti y se lo que te duele toda esta situación.

-Pues te equivocas.