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Capítulo 29:

Aly.

-¡Déjalo ya!- levanté la voz -¿No ves que no queda bien? ¡Te lo dije!

Aiden soltó mi esponja de maquillaje y me miró arqueando una ceja.

-Tampoco está tan mal...

-¿¡QUE TAMPOCO ESTÁ MAL!?- grité.

Me estaba sacando de quicio.

Hoy era la cena con su familia y los chupetones no habían desaparecido.

Se notaban menos, pero seguían ahí.

-No te alteres.

Cogí el bote de maquillaje cuando mi paciencia se acabó y se lo eché por encima del pelo.

El liquido le fue cayendo por el pelo hasta la cara y terminaba en pequeñas gotas en el suelo.

Se quedó con la boca abierta mirándome, sin decir nada.

-Me voy a bañar- dijo después de soltar un largo suspiro.

¿Que? ¿No iba a gritarme o a pelear conmigo? ¿Iba a dejármelo pasar?

-No, espera. ¿No vas a pelear? ¿A llevarme la contraria? No se, algo.

-No voy a discutir.

-¿Por que?

-Por que no quiero discutir.

-Pues yo si, ¡joder!

Me ignoró.

Se metió en la ducha y cerró la cortina.

Apreté los dientes y abrí la cortina.

-¡ESTAMOS HABLANDO!- grité.

-No voy a discutir, ya te lo he dicho.

¿Como podía estar tan tranquilo? Joder, iba a ir a una cena la cual me daba pánico, iba a dar una noticia que no le gustara seguramente a su padre y para colmo, iba llena de chupetones.

Yo histérica y el tan tranquilo.

-Envidio tu tranquilidad- dije cerrando la cortina cuando me di cuenta de que no iba a discutir conmigo.

-No se por que estas así, tampoco es un misterio que follamos y mis padres no son tontos.

-No es un misterio, no. Pero tampoco hay que ir gritándolo a los cuatro vientos y menos a tus padres.

-Tonterías...

En fin...

Me fui al salón y me puse a ver algo en Netflix.

Aún era temprano, acabábamos de comer y la cena era a las ocho, así que, tenía tiempo.

Para ser sincera, no me apetecía nada tener que ir y mucho menos dar la noticia, pero de todos modos, ya se me notaba y tarde o temprano, iban a enterarse.

**

Por la tarde llamé a Amber para que me arreglara el pelo.

-Rizado- afirmó.

Asentí con la cabeza, me fiaba de ella.

Cogió el rizador de pelo y el cepillo. Mientras el rizador se calentaba me peinaba y me contaba algún que otro cotilleo o planes de su boda.

-Creo que lo quiero todo en blanco.

-¿Blanco?

-Si- se encogió de hombros.

Enséñame a olvidar #2 |+18| Where stories live. Discover now