El me da vida.

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Capítulo 18:

Aly.

Lucas y Marcos estaban más sobreprotectores que de costumbre y a mi me empezaron a agobiar.

Cada vez se me podía acercar menos personas y hablaban más tiempo con Aiden.

No entendía que estaba pasando, Aiden llegaba por las noches de los nervios y se ponía a hablar con Lucas y Marcos durante un buen rato cada noche.

También se encerraba a veces en el cuarto y hablaba por teléfono bajito, cosa que a mi me sacaba de quicio.

¿Que coño me estaba ocultando?

Me levanté del sofá molesta después de estar más de media hora esperándole para cenar mientras el seguía hablando por teléfono.

Abrí la puerta de casa y miré a Marcos ya que era el que hacía guardia hoy.

-Necesito salir- dije.

-¿El jefe lo sabe?

-Si- miento.

-Vale, pues vámonos.

Que facil.

Verás la que va a liar Aiden.

¿Me ves preocupada?

Me abrió la puerta del coche antes de que el se montara y me miró por el retrovisor.

-¿A donde la llevo?

-Conduce, cuando se me ocurra algún sitio te digo.

-Como ordene.

No sabia donde quería ir, simplemente quería salir de casa.

Marcos conducía sin rumbo mientras yo miraba por la ventana.

Mi móvil comenzó a sonar veinte minutos después de coger el coche, pero no contesté.

Era Aiden y seguramente estaría enfadado por salir sin su aprobación y ya estaba harta de que supiera a donde estaba en cada momento.

Pero como no, Marcos si le cogió el teléfono en cuanto le sonó.

-Me dijo que usted lo sabia, jefe- de defendió Marcos.

Escuché a Aiden gritarle y suspiré.

-Enseguida doy la vuelta- dijo Marcos.

-No- dije -no vas a dar la vuelta.

-Pero el jefe quiere que...

-Me importa una mierda, joder.

Marcos me ignoró y volvió a la conversación con Aiden.

-Enseguida la llevo- volvió a decir.

Aproveché que uno de los semáforos se puso en verde y salí corriendo del coche.

No se si Marcos me sigue o no, pero supongo que si. Así que me metí por callejones para despistarlo.

Cuando miré hacia tras, no vi a Marcos por ninguna parte y comencé a andar más lento.

Me puse la capucha de la sudadera que había cogido antes de salir y caminé sola por Londres.

Necesitaba estar sola, pero no en casa, si no en la calle.

Estaba harta de siempre tener compañía y desconectar.

Estaba saturada.

Mi móvil no paraba de sonar una y otra vez y l final termine por apagarlo.

Enséñame a olvidar #2 |+18| Where stories live. Discover now