Capítulo 2

38 10 28
                                    

Al cabo de unos años, los chicos tuvieron que empezar la escuela primaria. Y ahí comenzaron los problemas para Dean, porque Diana era bastante sociable y a todos les caía muy bien, no tardó en hacerse nuevos amigos. Pero él no estaba interesado en conocer gente nueva, por lo que se resignaba a volver a jugar solo con sus clones, lo cual no hacía desde pequeño, desde que había conocido a Diana, su amiga de verdad, como él la llamaba a veces.

Y se había conformado con eso, cuando se enteró de que a un niño de la escuela le gustaba Diana: Murt. Era un año mayor que ellos, un chico pendenciero que siempre se juntaba con una pandilla del pueblo.

A Dean nunca le había caído bien, básicamente porque Murt, siempre que podía, encontraba una excusa para molestarlo, como llamarlo cuatro ojos, empujarlo "sin querer", entre otras cosas.

Lo cierto era, que Murt le tenía un poco de celos a Dean, porque Diana siempre lo prefería a él. Si Murt la invitaba al quisco, ella contestaba "no puedo, voy a ir con Dean", o cuando la invitaba a juntarse fuera de la escuela, constantemente tenía algo que hacer, que siempre era pasar tiempo con Dean.

Ese día, mientras Dean se lavaba la cara en el baño, Murt le había quitado sus lentes al grito de:

—¡Ahora el cuatro ojos tiene dos ojos! ¿Qué va a hacer al respecto?

Dean intentó recuperarlos, pero Murt era más alto y se lo impedía, mientras él y sus amigos se reían de él. Dean, de la rabia, le pegó un puntapié a Murt, que no le dolió mucho, pero lo hizo tirar los lentes de Dean al suelo y arrinconarlo contra una pared.

—No vuelvas a tocarme, enanito –lo amenazó. Y eso fue todo lo que pudieron decirse, porque un profesor interrumpió entrando al baño.

Como resultado, ambos quedaron castigados, y por más que Dean insistió en que Murt le rompió los lentes, este lo negó a muerte, y como los únicos testigos en el baño habían sido los amigos de Murt, apoyaron su versión de los hechos. Al final, solo se fueron con una advertencia.

—Murt es un imbécil, si vuelve a molestar, no voy a dudar en ir a golpearlo —le venía diciendo Dean a Diana, camino a sus casas ese mismo día.

Ella rio.

—Claro, seguro. Solamente vas a hacer el ridículo, todos saben que es más fuerte que vos —le sonrió Diana a modo de chiste, pero a él ese comentario le dolió, aunque no se lo dijo.

—¿Más fuerte que yo? Eso lo veremos.

La chica volvió a reír.

—No sé por qué se te dio por hacerte el valiente, Murt es el más fornido de su clase, y no creo que vos seas el de la nuestra.

—¿Por qué lo defendés? —se ofendió él

—No lo estoy defendiendo a él, te estoy tratando de prevenir a vos, ya te veo las intenciones de ir al suicidio, además no entiendo qué te molesta.

—Me molesta Murt, la forma en la que se cree superior que todos, cómo se cree intocable, y cómo te mira, te habla y todo eso.

—¿Como me mira? ¡Oh Dean! —exclamó ella sarcásticamente— ¿Estás celoso?

—¿Celoso? Claro que no. Pero podrías advertirle que deje de mirarte así. Él gusta de vos ¿sabías?

—¿Ah sí? No, no sabía —Diana pareció ruborizarse, lo que le dio más rabia a Dean—. ¿Y cómo te enteraste?

—Todo el tiempo hay gente que cuenta esos chismes.

—Bueno ya, cambiemos de tema, te estás poniendo raro. ¿A dónde querés ir?

DeanWhere stories live. Discover now